Fue un montaje: Ándele pues/Jorge Robledo
INTERCAMBIO DE REGALOS
Este miércoles le comentábamos que en las giras, como la del presidente Andrés Manuel López Obrador a los Estados Unidos, lo más interesante ocurre fuera de los actos protocolarios. Como en esta ocasión.
Aunque muchos panegiristas del mandatario de México están elevando loras y encendiendo incienso en sus altares por la perspectiva de líder y la calidad de estadista que exhibió López Obrador, la realidad es que el encuentro fue muy benéfico para ambos presidentes.
Los mandatarios intercambiaron elogios y obsequios en los actos oficiales, y regalos importantes fuera de ellos. La catarata de valoraciones positivas que aportó López Obrador a Trump, hasta la hipérbole de compararlo con Washington, le vino muy bien a Trump. El elogio desmesurado de éste que calificó como el mejor presidente que hemos tenido al nativo de Tabasco, también le vino bien a Andrés Manuel. Pero lo que le funcionó mejor a Donald Trump fue la imagen de amigo que le obsequió López Obrador entre la comunidad hispana, y en particular entre los mexicanos y méxico-americanos, que ven con buenos al presidente nuestro país y ahora con mejores al norteamericano. Un regalo electoral muy importante para un personaje que hasta antes de este encuentro era repudiado por su desprecio y racismo hacia nuestro pueblo. López Obrador le enmienda el camino justo en la coyuntura propicia para la reelección. Un gran regalo de su parte a su homólogo.
Por su parte el mandatario norteamericano le entrega a López Obrador, en charola de plata, la cabeza de César Duarte. Para nadie es un secreto que la justicia contra políticos corruptos, poderosos vinculados al narco y contra delincuentes, opera muy bien… en Estados Unidos. El corruptísimo sistema judicial mexicano, al que por cierto no han llegado las escobas de López Obrador que barren como las escaleras, sigue vendido al mejor postor, y privilegiando a los poderosos que con fuerte sumas de mordidas y cohechos vuelcan la balanza de la justicia a su favor. El propio López Obrador se quejaba hace unos días de esta situación, en el caso Ayotzinapa. Y también en el caso Lozoya, emblemático de la limpieza que pretende el líder de la 4T en el país.
Así es que, el caso Duarte le viene como anillo al dedo al presidente. No tiene López Obrador los elementos para encauzar la justicia al que parece un ejemplo más de estos corruptos gobernadores que hicieron lo que quisieron en sus feudos, durante los últimos sexenios, pero Trump si puede empujar en ese sentido. Así, Andrés Manuel hará caravana con sombrero ajeno y se colgará una medalla en su cruzada contra la corrupción, sin mucho mérito al respecto, pero en un momento en que también le viene muy bien al mandatario mexicano, a quien golpes mediáticos como éste la beneficiarán en su imagen y aceptación.
Ambos personajes se fortalecen y se obsequian valores entendidos fuera del protocolo de la gira. Un valioso intercambio de regalos, más allá de dos bates beisboleros.
DEJA DE SER RENTABLE
Cuando algo es novedad, las ganancias es grande. Mientras la competencia no se dé, el monopolio económico es alto.
Por mucho tiempo las Uber en sus plataformas tanto de vehículos de transporte como de reparto de comida, llamó mucho la atención tanto para los que buscaban empleo siendo casi casi sus propios jefes, como para los consumidores.
Pasó un tiempo y el modelo fue imitado por otras empresa: Didi, Cabify, en transporte. Sin Delantal y Rappi en comida.
El gobierno les quiso cobrar al inicio un impuesto a las empresas que le quitaron terreno a los taxistas. Argumentaban éstos últimos que era competencia desleal porque ellos pagaban un permiso y la licencia más cara.
Ahora, en pleno 2020, con la pandemia de Covid 19 encima, no solo bastó esto para ver mermada su economía todos los que se dedican a trabajar por me dio plataformas. Bajaron sus viajes, porque ya no había tanta movilidad de personas y en repartir comida, también se vieron afectados. Muchas gente dejó de consumir por falta de liquidez.
Bueno, pues el 1 de junio entró un nuevo impuesto. Además del IVA se une el ISR que de 3 por ciento, pasó a 8.
Evidentemente esto dejó de ser negocio, así lo contrastamos en Quadratín Jalisco este jueves.
Uno de los testimonios revela que se le bajaron las solicitudes de entrega de comida a domicilio un 50 por ciento gracias a la emergencia sanitaria. Pero ahora con los impuestos, pues ya poco le queda de ganancia.
Debe deducir éstos ante el SAT con la ayuda de un contador al cual le debe pagar mes por mes para que le haga la declaración.
Revela que sigue haciéndole la lucha porque ya no sabe para dónde hacerse. Ahorita con la crisis mundial es difícil hallar un nuevo empleo.
Solo basta luchar para mantener un ingreso y rogando porque se reactive más la economía y con ello, se eleven las ventas.
En contra parte, muchos restaurantes optaron por ya no usar las aplicaciones para hacer llegar sus alimentos a las casas. También se quejan de los impuestos que ellos también deben absorber. Incluso en Nayarit y Puerto Vallarta, ya dejaron de ser opción las plataformas y mejor contratan a personal directo o invitan a la gente a que pase por su pedido. No hay más. Deben ver la forma de que les quede un poco más de ganancia.
Lástima que lo que por unos años fue un gran negocio, este 2020 lo está hundiendo. Esperemos que no naufrague.
AHÍ VAMOS DE NUEVO
Ya salió en el Diario Oficial que una vez más es obligatorio en Jalisco el uso de cubrebocas. Esa media que tanto problemas y dolores de cabeza le trajo a Enrique Alfaro.
Si bien las autoridades pueden abordar a un ciudadano para pedirle que se ponga un tapabocas, no es justificación que se use la fuerza para hacerles entender o meterlos a la cárcel, tal y como pasó al inicio de la pandemia.
Está media regresa porque la gente simplemente no entiende. Desde que arrancó al Fase Cero y se intensificó la movilidad en las calles, las medidas de previsión en cada uno dejaron de ser elementales.
Ese famoso trapo que cubre la boca para evitar ser contagiado o contagiar de Covid 19 ya no era parte del look diario. Los jalisciense volvieron a la normalidad, no la nueva, sino a esa que había antes de la emergencia sanitaria.
Como si nada se subían a los camiones sin cubrebocas cuando era obligatorio en este espacio.
En los negocios igual no podías entrar si no lo portabas. Ahora ya a muchos poco les importa con tal de vender.
El alza de cifras diarias en el tema del coronavirus pone en alerta a las autoridades estatales. Por ello, vamos de nuevo al uso forzoso del tapabocas. No hay más, no entendemos y ahora nos lo ponen en el Diario Oficial para portarlo antes de salir en casa.
La pandemia se debe contener y al paso que vamos nos van a volver a encerrar. Tan solo este jueves en México hay más de 7 mil nuevos casos en 24 horas, de muertes mejor ni hablamos.
Ahora esperemos que de menos, del lado de la autoridad sí hayan aprendido la lección de no usar la fuerza para hacer entender a los ciudadanos la importancia de usar este aditamento.
Y que los ciudadanos tengamos la serenidad para acatar la orden.