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Toma y daca de la relación México-Estados Unidos
¿Ha llorado quizá, la muerte de algún artista, cantante o actor? ¿Le ha pesado en el alma, la muerte de alguien que ni siquiera vio en persona, pero lo conoció a través de la radio, de la pantalla del cine, de la tv o por internet?
Tal vez sí. Les llamamos ídolos. Y así podemos decir que “fulanito de tal o menganito de tal es mi ídolo”. El diccionario de la Real Academia Española nos dice que ídolo viene del latín “ídolum” y esta a su vez del griego “eidolón”.
Y hace alusión a una imagen de una divinidad a la que se le rinde culto. En el caso del ídolo artístico se puede llegar hasta el extremo de adorarlo como una deidad. Pero, lo correcto es que se le admire o siga su trabajo con fervor, sin pasar los límites de la prudencia, pues para unos se puede volver una obsesión.
El ídolo, pongamos en caso de una cantante. Con su canto, -encanta- el sentido literal, esto es, dejar a alguien como si estuviera tocado por una fuerza externa que lo limita en su voluntad y en su descernimiento, pero en un estado de embeleso muy cercano a la felicidad.
De manera que, cuando se escucha al cantante idolatrado. éste, de alguna manera, transporta a su oyente a un estado de encantamiento, propio, casi de la felicidad.
El ídolo, dejando de lado el culto religioso es aquel sujeto por el cual -dirían los expertos- se logra el proceso psicológico de la proyección -yo quisiera ser como él- dice el admirador. Y también se da el proceso inverso, el de la identificación. -yo soy como él-. -Yo siento como mío todo lo que en sus canciones dice-.
Cabe destacar una particularidad hacia el ídolo, el sentimiento de pertenencia que forja en el oyente. El que escucha a su ídolo, siente que ese sujeto de su admiración y aspiración, le pertenece. Parece decir -fulanito de tal es mío-, yo lo descubrí.
Es así como se desarrolla un traspolación de lo admirado en el ídolo. La persona que admira se siente, muchas veces el ídolo objeto de su embeleso. Así, el individuo, comienza a imitar sus actitudes, a vestirse como él, a peinarse y arreglarse como él o ella.
El ídolo, también provoco la moda. Si hay algún accesorio que se considera feo, extravagante o, a veces, ridículo, pero si el ídolo lo usa se convierte en un objeto maravilloso que va a lucir y embellecer el cuerpo o el rostro.
Así que, el ídolo se convierte también, en un objeto de marketing y una industria en sí misma.
Esto es fácil de verlo. A lo largo del tiempo y prácticamente desde el comienzo del cinematógrafo es éste un fenómeno que se ha venido danto consuetudinariamente desde Rodolfo Valentino, Bette Davis, Greta Garbo, Marilyn Monroe, Elvis Presley, los Beatles, Michael Jackson. En nuestro país, María Félix, Pedro Infante, Juan Gabriel, etc.
Recientemente, con el fallecimiento de Camilo Sesto, se suscitaron muchas alusiones a él en las redes sociales y manifestaciones “idolátricas” hacia su persona.