GUADALAJARA, Jal., 19 de junio de 2016.- Hace 13 años que Sergio y Alejandro viven como pareja y desde enero de 2012 son los padres de Tamara . Ellos aseguraron que durante los últimos cuatro años han cambiado la opinión de las personas que los rodean, respecto a la crianza de niños por parte de parejas homoparentales.
«Cualquier vecino te diría que incluso, cambió su opinión respecto al forma de educación a los niños por parte de parejas homosexuales. De hecho hay algunos que dicen que somos una pareja de gays raros, porque no cumplimos con el estereotipo clásico (que está siempre) en la fiesta, en el antro, en la tomadera y todo lo demás», explicó Alejandro quien es un de abogado de 40 años de edad.
Las historia de esta pareja de papás tuvo sus primeros momentos cruciales cuando Tamara, quien actualmente tiene cuatro años y medio, inició a ir a la guarderia:
«Todo mundo lo sabía y no hubo ningún problema», señaló Sergió, comunicólogo de 31 años, quien recordó que «en la guardería mes con mes se hacen reuniones y charlas con psicólogos. En una de esas pláticas la psicóloga se encargó de publicar lo que era un chisme de radio pasillo» entre el resto de padres y madres.
La pareja afirmó que «a diferencia de muchas otras heterosexuales», lo que les ha ayudado a mantener una actitud responsable respecto a la educación de su hija es «que fue una decisión por convicción», lo que ha fijado su atención en las cuestiones de su formación educativa, su estimulación social y afectiva y los cuidados de la niña», explicó Sergio.
Además, señalaron coincidir con la idea de que el cuidado de los hijos es una responsabilidad de la pareja y un proyecto de ambos. Haciendo a un lado la vieja idea de que la educación de los hijos es responsabilidad, en mayor medida, de la mujer.
Así pues, al ser una decisión premeditada «nuestra intención no es aprender echando a perder». Refirieron que se vive en un tiempo en el que es mucha más fácil documentarte sobre cualquier tema, «estás en una época en donde (incluso) tienes a la pediatra en el whatsapp»; por lo que piensan que el resto de la gente no acostumbra informarse sobre esos temas por su ritmo de vida y su rutina y «porque (aunque) la naturaleza les dio la maternidad y la paternidad, juran que se van enseñando en la marcha, en nuestro caso fue diferente».
Por otro lado, les parece gracioso cómo las vecinas que son madres en ocasiones les llegan a pedir consejo o preguntar por algunos remedios.
«Tuvimos la experiencia, ellos ven cómo tenemos a Tamara, entonces dicen a caray, como que sí le hayan».
Siendo claros y transparentes con Tamara, evitamos los claroscuros
Alejandro y Sergio señalaron que la principal actitud hacia su hija es manejarse siempre con la verdad y «no darle herramientas al exterior para que los ataquen o ataquen a Tamara»:
«Lo que queremos es ser transparente con la niña. (Le hemos dicho) Hija tienes dos papás, tu mamá no vive con nosotros y hay diferentes tipos de familia. Precisamente esa intención de ser claros y transparentes es para no propiciar claroscuros».
Eso, aseguraron, es darle confianza a la niña y hacerle saber que ésta es la situación que viven como familia » y que la viven felices con el amor que su hija les da».
«Todo está en la manera de enfrentar a la gente, finalmente quienes generan el bullying son los papás», aseguró Sergio. «Tamara perfectamente sabe que tiene dos papás, porque de esa manera nos presentamos con los padres de los niños del colegio para evitar darles herramientas de ese tipo».
Tamara, una niña sobre saliente
La niña de cuatro años cumple con una rutina similar a la del resto de sus compañeros de colegio en el que de acuerdo con los maestros y psicólogos, señalan los padres, Tamara ha sobresalido del resto de los niños:
«La gente que nos rodea, los vecinos la notan diferente». De acuerdo con Sergio y Alejandro, durante la última evaluación académica Tamara estuvo en cuadro de honor. En la escuela de baile «es de las mejorsitas, de las más carismáticas y siempre la ponen al centro», señalaron los padres. «De hecho, aunque son niñas más grandes que ella, le dicen que son Tamara y sus bailarinas».
En diferentes ocasiones los profesionales han apuntado que si existe un niño que recurrentemente se aísla, que es muy retraído y que no suele hablar mucho, es porque puede haber un problema en casa. «Tamara es muy diferente», aseguró Alejandro, porque juega con sus papás y la oyes reír, la oyes gritar y la ves correr (…) además de que es muy imperativa en sus actitudes con los demás niños, con mucho carácter e inteligencia».
Aunque reconocen, sus actividades recreativas son diferentes al común denominador de los niños:
«Sus actividades lúdicas son sus trabajos, sus actividades que le compramos, material de fomi, se agarra dibujando, cortando y tranzando (…) Tamara está siempre con sus papás y si ella decide ir a jugar a otro lado, también van a estar ahí sus papás y la ves alegre».
Por otro lado, lamentaron que la actitud de la mayoría de los padres es demeritar la inteligencia de los niños y resaltaron la madurez de Tamara, al señalar que ella se ha dado cuenta de la situación que vive.
«No ha habido la necesidad de una explicación, ya que la explicación se le irá dando conforme vaya creciendo y solicite los datos que requiera, pero a su edad es muy inteligente y sabe la situación que tiene».
Los vecinos, la escuela y los activistas
Alejandro y Sergio viven desde hace nueve años en su domicilio actual. Recuerdan que cuando sus vecinos se enteraron de que buscaban un bebé, recibieron opiniones a favor y en contra.
Sergio sonríe y platica cómo «el día que llegó a la casa, esto se convirtió en la vecindad del chavo con los vecinos y los letreros de bienvenida Tamara», acompañados de cinco familias, las cuales dicen, «siempre han estado al pendiente y con eso demostraron el cariño que sentían por nosotros y quisieron arropar también a la bebé».
Por otro lado, admitieron que tomaron una postura «de precaución» respecto al primer festival escolar que se presentó, el de la madre, ya que «si no Tamara participaba y nosotros no podíamos estar, la niña no asistiría». Aunque relatan que lo que encontraron como respuesta de la institución fue apertura a la situación y lo catalogaron como un caso especial señala la pareja.
Resaltaron la substitución de los festejos del día del padre y madre por el día de la familia, que ya comienzan a hacer algunas escuelas de educación básica y calificaron la medida como una mucho mejor estrategia para procurar que el niño no sienta ese estigma de no tener padre o madre o porque no pueden asistir a los festivales, así, «puede ir la mamá o el papá, la abuelita, la tía o el hermano (…) entonces, al día de la familia van las personas que están a cargo de la criatura».
La naturalidad de los roles de género es otra de las circunstancias que confunde a la sociedad, dicen los entrevistados, mientras explican que existen diferentes sectores que continúan pensando y difundiendo que un matrimonio homoparental confunde a los niños entre quien es la mamá o el papá.
«No», exclamó Sergio y comentó sobre «una imagen en redes sociales que decía mamá igual a mujer, papá igual a hombre, no a la adopción gay. Disculpen eso es una ignorancia, no es una mamá que quiere adoptar el rol de papá, ni un papá que quiere tomar el rol de mamá, son dos papás y dos mamás», acotó.
Ambos reconocieron que dentro de la comunidad LGTBI, existen familias homoparentales que están en pie de lucha y presionan a los diputados para que se legisle en torno a los temas que afectan a este sector y que se hagan políticas públicas al respecto.
Pero también señalaron que existen personas que deciden formar una familia homoparental, a quienes no les gusta salir y tampoco que los señalen en sociedad, mientras que a otros no les interesa lo que ocurra allá afuera.
«Nos interesa desde nuestra trinchera vivir felices con el amor que nos da nuestra hija. Nuestro caso, es que somos profesionistas, trabajadores, padres, tenemos amigos y si legislan a favor, nos beneficia, pero no es algo que busquemos o hagamos».