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GUADALAJARA, Jal; 1 de junio de 2024.- En la explanada del Templo Expiatorio y ante una constante amenaza de lluvia, se llevó a cabo la celebración eucarística del Corpus Christi encabezada por el cardenal tapatío Francisco Robles Ortega. Cientos de personas acudieron a manifestar su fe, y posteriormente caminaron con rumbo a la Catedral Metropolitana en una solemne procesión con el Santísimo.
Durante la homilía, el purpurado jalisciense, señaló que sólo en la paz, los fieles y nuestro país tendremos futuro. “Cristo nos pone en paz con nuestro padre Dios en el silencio de su muerte, por amor a nosotros, y Cristo nos pone el ejemplo con su silenciosa muerte, sin venganza, ni rencor; nos pone en paz, unos con otros; sólo en la paz nuestra humanidad tiene futuro, solo en la paz y en la fraternidad nuestro México tiene futuro, sólo en la paz podemos tener nosotros esperanza de vida mejor para todos”.
Robles Ortega recordó la pasión y muerte de Jesús por una causa cruel e injusta y, sin embargo, no reclamó nada, sino que pidió por el perdón, la reconciliación y la paz.
“Que el señor Jesús nos haga hombres y mujeres de paz, artífices y trabajadores por la paz, cómo podemos describir a una persona de paz, es un hombre justo, un hombre que hace lo que Dios manda, un hombre que se relaciona y tiene confianza en Dios, ése es un hombre de paz. El que vive en la justicia y obediente a la voluntad de Dios”, añadió.
Sin embargo, indicó que los fieles no pueden quedarse únicamente con la eucaristía, sino avanzar por un camino trazado por Jesús. “No podemos ser sólo pasivos encerrados en el misterio y entre nosotros, tenemos que continuar nuestra vida y eso está representado en la procesión, queremos significar con esta procesión solemne con el Santísimo, queremos representar, expresar que somos un pueblo que camina, que va peregrino por el mundo pero que tiene como centro a Jesucristo”.
Recordó que esta celebración es una confesión pública de nuestra fe. “Creemos en la presencia real y verdadera de Jesucristo en la eucaristía; es un testimonio de que vamos caminando en la vida y en la historia como discípulos de Jesús”.
Posteriormente los fieles se reunieron para la solemne procesión encabezada por el Arzobispo de Guadalajara con el Santísimo hacia la Catedral tapatía.