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GUADALAJARA, Jal., 22 de junio de 2021.- En ocasiones, hay a quienes les parece fácil deshacerse de un familiar quien fue hospitalizado cuando la enfermedad se prolongó, cuando no hay recursos, paciencia o simplemente el amor para acompañarnos en esa batalla por su vida y su salud.
Es para atender estos tristes casos que surgió hace 18 años el Albergue para Amigos de Juanita y Fernando, fundado por la enfermera Juanita González quien no pudo quedarse inmóvil cuando comenzó a ver pacientes abandonados, y lo que inició con uno sólo, se convirtió en más de 50 a la fecha.
Lamentablemente, Juanita falleció el pasado mes de abril, pero su legado sigue vivo y más vigente que nunca con su familia que está decidida a continuar con esta noble labor, su hija, Jessica Alejandra Trejo González habló con Quadratín Jalisco sobre lo que ha significado el no sólo curar el cuerpo, sino también el alma de quienes han sido rechazados por quienes deberían apoyarlos incondicionalmente.
¿Por qué Amigos de Juanita y de Fernando?
Porque cuando mi mamá la fundó, ella decía amigos porque los amigos curan, y a mí me consta que sí es cierto, que los amigos curan todo tipo de enfermedad, entonces mi mamá quiso hacer su fundación, una asociación de amigos que es totalmente como una familia, que nosotros trabajamos gracias a muchos amigos que nos apoyan que creen en la labor y creen en nosotros
¿Tu mamá comenzó esta labor al darse cuenta del abandono en los hospitales?
Mi mamá fue enfermera jubilada del IMSS, ella trabajó muchos años en el Centro Médico y en la Clínica 110, entonces por las patologías donde ella estaba veía la necesidad de los pacientes, ella estuvo en Infectología, en Oncología, entonces veía que varios pacientes eran demasiado olvidados, tenían una necesidad, los familiares de repente los dejaban totalmente, y ella inició su casa, su labor en Belisario y República, fue ahí donde se hizo la primera sede de Albergue para amigos de Juanita y Fernando A.C.
¿Y nada más eran pacientes o después fueron otros casos?
Pues empezó con un paciente, ella vivía allí en esa casa por azares del destino se le quema su casa de Tlajomulco, ella vivía en Tlajomulco, estaba trabajando y le avisaron que se estaba quemando su casa, fue a verla y no quedó mucho, llega a Guadalajara buscando una casa, y encuentra esa casa que estaba toda abandonada, sin luz, sin nada y le pide a la persona que así se la rente, empieza poco a poco a habilitarla y de ahí empieza a recibir el primer paciente, empezamos con cinco pacientes, a ellos les ponían una vacuna en Infecto, pero los pacientes se ponían malitos y mi mamá los hidrataba, les ponía su suero, y ahí se quedaban el fin de semana, así empezó todo esto de Albergue para amigos de Juanita, empezó como una familia, no era totalmente como pacientes, nos fuimos viendo como una familia.
¿Eso hace cuánto tiempo fue?
Hace como 18, 19 años.
¿Qué tipo de pacientes atienden desde hace casi dos décadas?
De Alzheimer, demencia senil, en aquel tiempo empezó con el protocolo de pacientes de Hepatitis C, pero a raíz de ahí empezamos a recibir todo tipo de pacientes con enfermedades crónico degenerativas, con Alzheimer, demencia senil, Esclerosis Múltiple, Cáncer, Diabetes, Hipertensión, MBC, pacientes postrados totalmente en cama.
Y de esos cinco que empezaron, ¿cuántos han llegado a tener?
Lo máximo que hemos llegado a tener son 58 pacientes.
Son muchos, ¿cómo le hacen?
Pues mira, a raíz de la pandemia mi mamá tuvo que habilitar su casa para poder recibir a todo aquel paciente que las instituciones o que los albergues o que la Cruz Verde, Cruz Roja, Hospitales Civiles, no podían tener ya en los Hospitales por la pandemia, porque muchos hospitales se hicieron hospitales de Covid, entonces había pacientes que no tenían en Covid pero no podían estar internados, entonces, le hablaban a mi mamá para que ella los recibiera, de hecho somos el único albergue que te puede recibir adultos jóvenes y adultos mayores.
¿Es decir que ya están vinculados con los sistemas oficiales de asistencia?
Así es, apoyamos a lo que es Cruz Verde, Cruz Roja, Hospital Civil Nuevo, Hospital Civil Viejo, Hospital Zoquipan, al DIF de Guadalajara, al DIF de Tonalá, al DIF de Zapopan, a todos los DIF con todos los DIF trabajamos también.
Y no son nada más pacientes oncológicos…
No nada más son pacientes oncológicos.
¿Qué necesitan para seguir con esta labor?
Recuerden que aquí son pacientes abandonados, ocupamos manos, ocupamos que vengan y les den un poquito de tiempo, apoyo en especie, apoyo en efectivo, todo tipo de apoyo se necesita aquí, pero sobre todo el acompañamiento, porque hay pacientes que no tienen familiares, o aún cuando los tengan y los que no se quieren hacer cargo de ellos, o que los abandonaron totalmente, pues no vienen, de los 54, 50 pacientes que tenemos yo creo que el 10 por ciento tiene familiares, vienen los visitan, pero los demás pacientes no tienen familiares, y ahorita con la pandemia se restringió la entrada a grupos de terapia, a los grupos de apoyo, entonces, pues apenas estamos volviendo a querer empezar a traerles dinámicas y acompañamiento a los pacientes.
Nos han hablado de la atención médica que les dan, pero ¿qué tanto aporta el cariño, el apapacho como a veces decimos?
Mucho, a raíz de que mi mamá fallece que fue la fundadora, como toda una mamá, para ella todos eran sus hijos, ella no tenía ninguna distinción, todos los pacientes se deprimieron, todos los pacientes estaban tristes como todos lo estábamos, fue una tristeza enorme que nos dio a todos, y hubo un momento en que tuve que hablar con ellos y decirles que mi mamá ya no estaba pero que no se sintieran solos, que el cariño y la atención y el apoyo siempre lo iban a tener de parte de nosotros, mía personalmente y de mi equipo de trabajo, mis compañeras, del médico.
Entonces, siempre fue así como enfocarnos en esa parte, dos, tres pacientes, de plano se me deprimieron mucho, y yo decía, ¡guau!, cómo era tanto el cariño total, era de mama – hijo, y me consta que mi mamá se quedaba como una madre a desvelarse dos, tres noches, el tiempo que su paciente lo requiriera, el tiempo que su hijo lo requiriera para cuidarlo hasta el final de su vida, hasta el final que él estuviera bien.
Se que te afecta mucho, porque es muy reciente la pérdida tan lamentable de tu mamá, ¿cómo quieres que sea recordada?, ¿cómo pretendes mantener su legado?
Como hija me consta cuánto trabajó mi mamá para que su asociación fuera creciendo cada día, y cada día crecía más, tenía un corazón enorme, ella no tenía distinción por las personas, y algo bien raro, 15 días antes ella me dijo, que ella sentía que se iba a morir, estábamos sentadas aquí en el comedor junto con mi equipo de trabajo, las muchachas y nos dijo, ¿saben qué?, yo siento que ya me voy a morir, y una de las muchachas le comentó, Juanita por qué dices eso, pues yo siento que ya me voy a morir, así que lo que tengan que decirme ahorita díganmelo, y una de las muchachas le comento, ¿por qué dice eso, no ve que Ale se pone triste?, y ella le contestó, es que no tienen por qué ponerse tristes, para eso la he preparado para que ella siga con mi labor, ella tiene que dejarme partir, y seguir con lo que le he enseñado, entonces, pues aquí estoy, voy siguiendo con su labor, tengo las dos casas, tenemos ahorita 50 pacientes en las dos casas, tengo un equipo de trabajo que me ha acompañado y me ha apoyado todo el tiempo desde que mi mamá se puso mala, la internaron, las muchachas no me han dejado sola, y pues aquí estamos y hasta donde Dios nos permita seguir , hasta donde ya nos permita seguir, pues ella se quitaba el pan de la boca para dárselo a sus hijos.
Si pudieras decirle algo a tu mamá, ¿qué sería?
Que la extraño mucho, que nos hace mucha falta en especial a mi, siempre era mi confidente, cualquier situación que teníamos referente a los pacientes, personal, lo que sea, ella era la primera a la que yo le contaba, se me fue, la verdad es que un golpe tan grande, inesperado porque todavía ese día en la mañana yo llego de mi casa y ella se quedó aquí, ella se quedaba los fines de semana aquí, y yo llego y la encuentro acostada, y todavía me chiqueó como siempre lo hacía, era muy chiquiona y aunque yo no era su hija única fui la que estivo más con ella y siempre era su chiqueada, entontes ese día todavía me chiqueó, me dijo las cosas que me decía, y sí la extraño mucho.
Este albergue tiene sus puertas abiertas de manera generosa no sólo para quienes requieren una atención, un techo, alimento y cuidado, sino para quienes sientan que puedan apoyar con algo, desde económicamente hasta despensas, o tiempo para platicar con sus pacientes, la mayoría son adultos mayores, algunos con serias discapacidades, el más antiguo tiene 13 años allí y hay casos de personas que lograron recuperarse y seguir con una vida plena, sana y feliz.