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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de enero de 2019.- La primera gran crisis del sexenio amlista es, antes que nada, un asunto de creencias. Hay ciudades como las de Guanajuato o Querétaro, incluso Guadalajara, con desabasto de gasolina debido al cierre de ductos que el gobierno ha optado por cerrar ante la ordeña. La transportación con pipas sería suficiente, creyó la administración de López Obrador.
“Creen que pueden hacer esto sin avisarle a nadie, sin pedir la colaboración de nadie”, refirió el gobernador de Jalisco, el opositor Enrique Alfaro, para completar el credo federal.
Y los ciudadanos de ciudades sin problema de abasto, como la capital del país, amanecieron este miércoles con la creencia de que deben hacer colas enormes para conseguir gasolina.
En la vida moderna hay pocas cosas que muevan tanto como el auto particular. Y la posibilidad de quedarse con el tanque, a muchos que creen ahora que la crisis gasolinera empeorará los ha lanzado a la calle desde temprana hora.
En las colonias céntricas capitalinas, el enredo de creencias lanzó a los automovilistas, desde las 6 am a las estaciones de servicio que están abasteciendo, en unas horas, el mismo número de tanques equivalentes a varios días.
Y los ciudadanos llevan dos días en esa creencia a pesar de que el presidente Andrés Manuel, el mismo que les propicio creer en un 2019 de prosperidad económica nacional y familiar (ver encuestas de percepción ciudadana de INEGI posteriores a las elecciones), les pide que no hagan compras de pánico.
Las filas en Guadalajara, Morelia y Ciudad de México para cargar gasolina se mantenían hasta las 8:30 horas. Habían iniciado a las 6.
Sobre Vértiz y Obrero Mundial la fila es de unos 20 autos por bomba. En tanto, el enredos en Luis Saviñón es mayúsculo pues los conductores que van llegando creen que hay una sola fila para todas las bombas y se alinean detrás del último vehículo hasta formar una pila de 30 autos. La bomba más alejada de ese embrollo tiene sólo 5 autos en espera.
Y dos km mas allá en la doctores, la gasolinería frente a la pulquería La Hija de los Apaches, esperan pacientemente por clientes que no llegan. Se aburren sin trabajo en un día que, creyeron, empezaría muy movido.
Con información de La Crónica