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GUADALAJARA, Jal., 21 de agosto de 2025.- Dentro de una atmósfera única, una cercanía inigualable y historia llena de pasión, Un tranvía llamado deseo ofreció la primera de dos funciones en el Conjunto Santander de Artes Escénicas.
Marina de Tavira, como la gran protagonista de esta trama, bajo el nombre de Blanche DuBois, fue llevando a los espectadores en ese viaje en busca de su hermana Stella (Astrid Mariel Romo), pero su estadía como una visita no es grata.
Esta espectacular obra, situada en los años 40’s es un claro ejemplo de que los tiempos pocos o nada han cambiado.
El machismo, la intolerancia, el desprecio, la falta de amor y la crítica social hacia una mujer independiente, se mantienen como si el reloj no hubiera avanzado.
La forma en sobre llevar la historia con pequeños sobresaltos, permiten que en tres horas, más un pequeño intermedio y una ligera instrucción no parpadees.
Son pocas las puestas en escena que duran tanto tiempo; sin embargo, Un tranvía llamado deseo hace que quieras ver más y más.
El escenario tan único, que permite que la gente esté arriba, pegados a ellos y vean muy de cerca a cada actor.
Pero también, los que están en sus butacas, acomodados de manera habitual, también tienen ese ligero acercamiento con Marina, sobre todo.
Es imperdible esta puesta en escena que ya tuvo un gran éxito en la Ciudad de México y que esta vez salió de gira para arrancar en Guadalajara, una ciudad donde poco a poco se adueña de producciones exitosas.
La noche de este jueves regresan al Conjunto Santander para deleitar a los tapatíos con esta historia de Tennessee Williams y que en los años 40’s fuera merecedora de un Pulitzer.