
Libros de ayer y hoy
Doctor, pecador
– Si hijo dime tus pecados.´
– Padre tengo maestría y doctorado.
– Esos no son pecados,
– Padre pero, tengo aspiraciones, soy “aspiracionista”.
– Bueno salvo que no aspires al mal, todo está bien. Es bueno tener aspiraciones en la vida. ¿De dónde saldrían los motivos para despertarnos a diario y esforzarnos por ser mejores?
– Entonces, ¿no soy un hipócrita, un egoísta?
– No hijo, queda en paz. Qué bueno que estás preparado. Pon al servicio de la sociedad tus talentos y conocimientos para hacer el bien. Para, que, con tu granito de arena, ayudes a construir un México mejor, con justicia, desarrollo y orden.
– Bueno padre, pero sigo con el complejo de culpa.
– ¿Por qué?
– Pues, porque vengo al templo, cada domingo y me confieso y comulgo.
– ¡Jajaja, pero hijo, eso, tu sabes, está muy bien!
– El hombre es esencialmente religioso. Necesita re-ligarse con Dios, quien es su principio y último fin, donde se encuentra la felicidad. Por tanto, si el ser humano busca ante todo, ser feliz, la culminación de ese poderoso anhelo, está en Dios.
– ¡Qué bueno, el venir con usted a platicar sobre estos temas.
– Aquí te espero cada domingo, péjele a quien le peje.
¡PLOP!