Visión Financiera
Ver una noticia donde un embajador, del país que sea, se roba un libro, es sin duda de llamar mucho la atención. El juicio moral, de momento, es implacable. ¡Qué vergüenza! ¿cómo es posible? ¡Sin duda los políticos son unos ratas! Etc, etc.
Así sucedió con el internacionalista y, hasta ahora, embajador de México en Argentina, Oscar Ricardo Valero Recio Becerra, de 76 años. Quien fue grabado robando un libro sobre el famoso y frívolo conquistador de mujeres del siglo XVIII, Giacomo Casanova.
Pero, para saber bien si las acciones de alguien son buenas malas o, mas o menos buenas o, mas o menos malas, es necesario recurrir a las llamadas fuentes de moralidad. Éstas, en la filosofía escolástica no son otras, más que, el objeto, el fin y las circunstancias.
Expliquemos. El objeto de un acto es la esencia de éste. Lo que es. Ejemplo, el objeto de mentir, es engañar. El objeto de dar limosna es ayudar. El fin es lo que se propone el que actúa. Yo puedo mentir si no quiero decir una verdad que daña. O, puedo dar una limosna no queriendo ayudar, si no, deseando que se me reconozca “mi bondad”. Las circunstancias, son los adjuntos que rodean al acto. Ejemplo, decir una mala palabra en el antro con amigos es malo, pero, decirla en un programa de televisión, en vivo y en directo, ante una gran audiencia, es malísimo.
Así, podemos juzgar el acto del embajador de México en la Argentina.
1. El objeto: robar. Acto de sí malo. Como decíamos, apoderarse de lo ajeno.
2. El fin. La intención del sujeto. Obvio, quiso tener el libro sin pagar.
3. Las circunstancias. Aquí, es donde entran varias situaciones, que pueden minimizar el acto malo de robar o, acentuarlo.
Hay circunstancias en este acto que atenúan la maldad del robo. Primero, la edad del embajador: 72 años. Ya pudiera estar presentando síntomas de demencia senil, alzheimer, u otros. Pudo habérsele olvidado el dinero, y pensar en llevarse el libro y, pagar después, o dar el monto en caridad. (Obvio esta conjetura es casi inverosímil).
Tampoco, la suma de lo robado es de alarmarse. Los políticos suelen hurtar de otra forma. Con los montos que se avienen de las arcas públicas pueden comprarse 20 librerías o más, con todo y locales.
Ahora, dentro de las circunstancias del robo la que intensifica la maldad del acto es lo que representa. Es su investidura. Es el encargado de 120 millones de mexicanos ante Argentina. Eso nos denigra ante ellos. Tanto que nos burlamos de los argentinos por su egolatría. Ellos se burlan de nosotros por la flojera, ahora se burlarán, por nuestra cleptomanía.
Otra circunstancia que acentúa la maldad del acto es que ya la noticia se hizo viral. Dio la vuelta al mundo. Esto nos pone ante los ojos del resto de la humanidad como grandes corruptos. “Si el embajador, hace eso, ¿qué no hará cualquier mexicano?”.
Y lo chusco, el embajador elegido por el gobierno de México, que se auto proclama como el más honrado, queda manchado en su gloriosa reputación. ¿no que muy honrados? Se preguntarán muchos.