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GUADALAJARA, Jal., 21 de abril de 2019.- El Papa Francisco dedicó su mensaje de Pascua para pedir por la paz, e hizo un llamado para que mejoren las condiciones que tienen las personas que viven en carne propia una crisis humanitaria en pueblos como Venezuela, Nicaragua, Siria, Sudán, Libia, Yemen, Burkina Faso, Mali, Níger, Nigeria y Camerún.
El Sumo Pontífice hizo una firme defensa de la paz en el mundo durante el tradicional mensaje Pascual previo a la Bendición Urbi et Orbi, a la ciudad de Roma y al mundo, que impartió este Domingo de Resurrección, en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
En su mensaje de este domingo, el Santo Padre pidió el fin de los conflictos en Siria, Israel y Palestina, Libia, Sudán y Sudán del Sur, y Ucrania; a países de América Latina como Venezuela y Nicaragua, así como a los africanos que padecen crisis humanitarias.
De acuerdo a la Agencia Católica de Informaciones, el Papa Francisco recordó que “Cristo vive y se queda con nosotros. Muestra la luz de su rostro de Resucitado y no abandona a los que se encuentran en el momento de la prueba, en el dolor y en el luto”.
Por eso, pidió que “sea esperanza para el amado pueblo sirio, víctima de un conflicto que continúa y amenaza con hacernos caer en la resignación e incluso en la indiferencia”.
También en Oriente Medio, realizó una mención especial “para la gente de Yemen, sobre todo para los niños, exhaustos por el hambre y la guerra”. Además, solicitó a israelíes y palestinos “aliviar tanto sufrimiento y a buscar un futuro de paz y estabilidad”.
En este sentido, animó a los cristianos de Oriente Medio a no dejar “de dar testimonio con paciente perseverancia del Señor resucitado y de la victoria de la vida sobre la muerte”.
Después, dirigió su mirada al continente americano, afectado por “situaciones políticas y económicas difíciles”. “Pienso en particular en el pueblo venezolano: en tantas personas carentes de las condiciones mínimas para llevar una vida digna y segura, debido a una crisis que continúa y se agrava”.
Asimismo, se refirió también a los conflictos que afligen al continente africano, empezando por Libia, “donde en las últimas semanas personas indefensas vuelven a morir y muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares. Insto a las partes implicadas a que elijan el diálogo en lugar de la opresión, evitando que se abran de nuevo las heridas provocadas por una década de conflicto e inestabilidad política”.
Rogó también por la paz en otros países africanos “lleno todavía de tensiones sociales, conflictos y, a veces, extremismos violentos que dejan inseguridad, destrucción y muerte, especialmente en Burkina Faso, Mali, Níger, Nigeria y Camerún”.
En especial, “en Sudán, que está atravesando un momento de incertidumbre política y en donde espero que todas las reclamaciones sean escuchadas y todos se esfuercen en hacer que el país consiga la libertad, el desarrollo y el bienestar al que aspira desde hace mucho tiempo”.
Pidió también por las autoridades civiles y religiosas de Sudán del Sur, para que “que se abra una nueva página en la historia del país, en la que todos los actores políticos, sociales y religiosos se comprometan activamente por el bien común y la reconciliación de la nación”.
A continuación, el Papa realizó un nuevo salto geográfico y se trasladó a Europa oriental, en concreto, a las regiones del este de Ucrania, cuyos habitantes “siguen sufriendo el conflicto todavía en curso, encuentren consuelo en esta Pascua. Que el Señor aliente las iniciativas humanitarias y las que buscan conseguir una paz duradera”.
Por último, pidió que “el Señor resucitado ilumine los esfuerzos que se están realizando en Nicaragua para encontrar lo antes posible una solución pacífica y negociada en beneficio de todos los nicaragüenses”.