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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 1 de noviembre 2020.- El padre Gilberto Amaya Martínez, doctor, vicario general de la Arquidiócesis potosina y especialista en exorcismo designado por el obispo Jesús Carlos Cabrera Romero, explicó a Quadratín SLP que para realizar un exorcismo se tiene que llevar a cabo un proceso multidisciplinario, donde se valora a la persona afectada a través de los tres puntos de vista: psicológico, teológico y pastoral, mediante entrevistas.
Explicó que en los años 70’s comenzaron a aparecer películas y libros, “se habló mucho del tema y se difundió, y es cuando se da como un crecimiento en aquellos que se decían poseídos, pero muchos de los casos correspondían a enfermedades psicopatológicas o psiquiátricas, y la preocupación de la iglesia es descubrir que efectivamente se trate de un exorcismo”, señaló Gilberto Amaya.
Indicó que los elementos principales que supone la iglesia cuando una persona está afectada por el mal, se dan cuando las personas, voluntariamente y en plenas condiciones, haya hecho una donación de su ser en cuerpo y alma a entes malignos, ya sea en pensamiento, alma o deseo, o que haya participado en ritos de satanismo, magia negra, ocultismo, espiritismo, y rituales de la Santa Muerte. “Incluso se ha visto un efecto satánico de los que juegan la ouija”, advirtió.
Expuso que en estos tiempos existe una dimensión enorme donde muchas de las personas consciente o inconscientemente se ven inmiscuidas en todas estas situaciones donde invocan a satanás.
Indicó el sacerdote Amaya que existen dos tipos de exorcismo, mayor y menor, y una de las principales manifestaciones de los posesos es la aberración a todos los elementos sagrados, lo que significa que a los afectados por el mal comienzan a molestarle los crucifijos o cuadros de imágenes católicas.
El especialista en exorcismo añadió que se tienen que romper todos los paradigmas de películas y libros que existen.
“El padre exorcista debe ser un hombre a través del cual, el poder de Jesús se manifiesta con oraciones”, dijo.
“El exorcismo no es un combate o una lucha, es una liberación por la expulsión de Jesús sobre la persona para que se reincorpore al seno de la iglesia”, señaló.
El padre Gilberto Amaya explicó que existen muchas personas que tienen manifestaciones físicas que pudieran ser sorprendentes con movimientos horripilantes y algunas expresiones de lenguaje, etc., “pero en esencia es la acción del poder de Jesús cuando está venciendo al enemigo del mal”.
Señaló que no puede platicar experiencias porque así lo marca el Ritual de Exorcismos, para evitar una morbosidad. De tal manera que la experiencia solo queda entre el exorcista y su acompañante, a fin de evitar tergiversar una acción de fe profunda.
“Actualmente hay exorcismos, pero no en los números que a veces se dicen”, aseguró.
Información de: Quadratín San Luis Potosí