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GUADALAJARA, Jal., 11 de julio de 2019.-Ya sea el calentamiento global o la falta de conciencia entre la ciudadanía y las autoridades, en Puerto Vallarta el crecimiento urbano amenaza al entorno natural, por lo que en el Día Nacional del Árbol poco se puede celebrar ya que con el paso del tiempo se pierden cada vez más árboles en este municipio.
Desde 1959 se celebra cada segundo jueves de julio el Día del Árbol, esto por decreto del entonces presidente Adolfo López Mateos, fecha en la que debemos reflexionar acerca de nuestras acciones que atentan contra nuestro planeta.
A pesar de que en este municipio se llevan a cabo campañas de reforestación, ya sea a través de la Subdirección de Medioambiente municipal o de organismos civiles, estos esfuerzos no han sido suficientes para revertir los efectos de la deforestación que lenta, pero contundentemente se ha presentado en Puerto Vallarta.
Perdemos la montaña
Con el paso de los año se ha visto la tala de árboles en la ciudad, ya sea por obstrucción, enfermedad o incluso, también el viento ha contribuido con la caída de estos, durante la presente temporada de lluvias. Sin embargo, es el crecimiento urbano el que ha contribuido más en la deforestación.
Se puede observar a simple vista como la montaña de Puerto Vallarta, baluarte natural de la ciudad así como uno de los principales atractivos turísticos de este destino de playa, se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.
Asimismo, en las calles de la ciudad, se pueden apreciar cada vez menos árboles, generando con ello mayor percepción de calor, tal como lo han evidenciado estudios científicos y recientemente el proyecto Adaptur, el cual alerta acerca de los efectos del calentamiento global y el riesgo para el turismo y la propia humanidad.
De la misma manera se ha visto como la mancha urbana ha ido devastando el entorno, mismo que más allá de la ciudad, también está siendo desbastado y amenazado.
Tal es el caso del banco de material pétreo ubicado en las inmediaciones de La Desembocada, a un costado de la carretera Estatal 544, el cual fue autorizado por el municipio y posteriormente clausurado por la Profepa.
En el sitio, han sido derribos cientos de árboles para, inicialmente, abastecer de tierra al desarrollo de Vidanta. Hoy en día, continua operando, sin embargo se desconoce si sea de manera legal o clandestina.
De la misma manera, el proyecto del macrolibramiento de Puerto Vallarta, el cual vendría a reducir cargas vehiculares a la ciudad y tiempos de traslado entre la costa norte y la sur de la entidad, amenaza también el entorno y por ende a los árboles.
Contra el entorno
Proyectos turísticos como el de Garza Blanca Sur, propiedad del exalcalde vallartense Fernando González Corona o la creación de la mini hidroeléctrica en el río Los Horcones, amenazan el entorno.
Tan solo en el lugar donde se construye hidroeléctrica ya se han derribado decenas de árboles, sin dejar a un lado la grave amenaza que representa para el río y la cuenta misma de Las Juntas, tal como lo han mostrado científicos y especialistas de diversas universidades del país.
A pesar de que no corresponde ya a territorio vallartense, la tala indiscriminada de árboles en los municipios aledaños como San Sebastián del Oeste o Mascota, muestra la vulnerabilidad en la que se encuentra el entorno, propiamente ocasionada por la mano del hombre.
De tal manera que el árbol en Puerto Vallarta y sus alrededores poco se puede festejar este Día Nacional del Árbol, toda vez que, reitero, a pesar de las campañas de reforestación, el desarrollo urbano y la explotación indiscriminada, caminan mucho más rápido que la propia naturaleza. Habrá que ver quién “gana” esta carrera, pues recordemos que ‘Dios perdona, pero la naturaleza no’. Al momento…
El dato
Los árboles son nuestros mejores aliados al proporcionarnos diversos beneficios, tales como captación de agua, producción de oxigeno, conservación de la biodiversidad y el hábitat, evitan la erosión, aminoran el calentamiento del planeta, protegen del ruido, regulan la temperatura, son barreras contra el viento, dan sombra y privacidad, mejoran el paisaje y retienen contaminantes.
En el país
México posee 138 millones de hectáreas de vegetación natural terrestre, que representan 70 por ciento de la extensión del territorio nacional, de los cuales del 2001 al 2017 se perdieron 3.2 millones de ellas.