Sector exportador de Occidente preocupado por futura relación con EU
WASHINGTON, DC., 20 de noviembre de 2017.- Murió el adorador de la muerte. El inescrutable y maligno Charles Manson falleció este domingo en el hospital Mercy de Bakersfield (California) por causas naturales. Tenía 83 años y un pasado que nunca dejó de intimidar al presente. Entre julio y agosto de 1969, Manson y sus acólitos, bautizados como La Familia, se sumergieron en una espiral de sangre, sexo y rock que acabó en nueve asesinatos, entre ellos el de la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses. Fueron crímenes colectivos, orgías satánicas, aberraciones apocalípticas que asestaron una cuchillada feroz al mundo hippy. Tras años de amor y paz, Manson y los suyos tomaron de la mano a una sociedad cambiante e ingenua y la llevaron de viaje por las tinieblas. Finalizado el periplo, en el mismo verano en que el hombre había alcanzado la Luna, una época tocó a su fin.
Señala El País en su portal que el móvil de los crímenes nunca ha salido completamente de las sombras. Pero más allá de la locura, el magnético Manson se comportó como un líder sectario que decidió hacer realidad sus incomprensibles y violentas soflamas. No se trataba de un discurso elaborado ni masivo. Su ideario unía a Hitler con los Beatles, las luchas raciales con la cienciología, el LSD con el fin del mundo. Un pastiche marginal que reflejaba mejor que nada sus orígenes desestructurados.
Nacido el 12 de noviembre de 1934, fue el hijo de una prostituta adolescente y alcohólica. Jamás conoció a su padre y el apellido lo heredó de un efímero esposo de su progenitora. Tampoco tuvo un hogar. Saltó de casa en casa hasta que a los 12 años empezó a recorrer los reformatorios. Ahí emergieron los primeros indicios de su abismal carácter. Llegó a violar a un compañero, y se volvió un ladrón habitual. Detenido en sucesivas ocasiones por proxenetismo, fraude y robo, en las prisiones halló su hogar. Cuando en 1967 se instaló en San Francisco, había pasado la mitad de su vida en correccionales.
Con información de El País