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GUADALAJARA, Jal., 10 de mayo de 2020.- Que todas las madres se sientas siempre amadas, protegidas y seguras en el cumplimiento de su misión, fueron las palabras del Arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega al iniciar la tradicional misa dominical en la Catedral Metropolitana a puertas cerradas.
Durante la homilía el prelado tapatío habló del sentimiento de desesperanza e incertidumbre que genera el miedo, el no saber qué va a pasar con la pandemia del Covid 19, cuándo podremos retomar nuestras actividades y existirá una cura o vacuna.
“Un ambiente vamos a decir, tenso, la pérdida de la paz, la pérdida de seguridad, el temor, la angustia, Cristo nuestro señor la relaciona con la fe, si hay poca fe, no hay paz, si hay poco fe, no hay seguridad, hay temor, hay incertidumbre, no pierdan la paz”
Robles Ortega dijo que ante un panorama tan complicado es indispensable conservar la esperanza y la fe y recordó que la vida terrenal es sólo temporal, es decir, somos peregrinos.
“No sabemos cuánto tiempo va a durar, no sabemos cuándo va a surgir un remedio, una vacuna por parte de la ciencia, es más, no sabemos cuánta pérdida de vida vamos a sufrir, no sabemos la consecuencias económicas, laborales, de relación social, no sabemos hasta dónde va a llegar este tema.”
Dijo que este ambiente de reflexión, de aislamiento y desacelere de la vida debe de servir para reencontrar el camino.
Que no haya madres solas, abandonadas y despreciadas por su fruto más preciado que son sus hijos, fue la reflexión final del prelado antes de concluir la Misa de este domingo.