“Papa Francisco este no es un adiós, es un hasta luego, que te bendiga Dios”, cantó el mariachi vestido de blanco y con un escudo nacional bordado en su espalda.
Previo a la llegada del jefe del estado Vaticano al hangar presidencial y de abordar el avión que lo llevaría a Ciudad Juárez, Chihuahua, el mariachi de la Marina interpretó canciones como México lindo y querido, el Cielito lindo y hasta Allá en el rancho grande.
Pero cuando llegó Francisco solo le dio tiempo de interpretar la canción creada para el Papa y la clásica para las despedidas: Las golondrinas.
El Papa repartió bendiciones a los asistentes entre quienes había invitados de un banco.
Eran las 8:38 horas cuando el Pontífice subió la escalerilla y en la antesala de la entrada del avión repartió la última bendición en la Ciudad de México, cuyos habitantes salieron a saludarlo en los cinco días que el jerarca católico estuvo, pero también padecieron cortes viales y cierres de estaciones de transporte público causados por la visita papal.
Pero ya lo había cantado el mariachi de la Marina: “Papa Francisco este no es un adiós, es un hasta luego, que te bendiga Dios”.