Según un comunicado de prensa, la santa sede ha señalado que “durante los coloquios, transcurridos en una atmósfera de cordialidad, se han subrayado los valores espirituales comunes y se ha hecho referencia posteriormente al buen estado de las relaciones entre la Santa Sede y la República Islámica de Irán, a la vida de la Iglesia en el país y a la acción de la Santa Sede en favor de la promoción de la dignidad de la persona humana y de la libertad religiosa”.
Entre los temas que conversaron, el Acuerdo Nuclear y el terrorismo internacional. “Se habló de la conclusión y la aplicación del Acuerdo Nuclear y se puso de relieve el significativo papel que Irán está llamado a desempeñar, junto con otros países de la región, en la promoción de soluciones políticas adecuadas a las diversas problemáticas que afligen a Oriente Medio, contrastando la difusión del terrorismo y el tráfico de armas”.
“Al respecto, se recordó la importancia del diálogo interreligioso y la responsabilidad de las comunidades religiosas en la promoción de la reconciliación, de la tolerancia y de la paz”, informó a santa sede.
El séquito del presidente iraní estuvo formado por doce personas, entre las cuales se encontraba una mujer traductora de la embajada de Irán ante el Vaticano que tradujo al Presidente todo aquello que decía el Pontífice.
Por otro lado, un sacerdote fue el encargado de traducirle a Francisco aquellos que señalaba Rouhani, quien habló en todo momento en persa o farsí, lengua oficial del país.
El Papa Francisco le regaló al Pontífice una gran medalla de San Martín en la que se observa cómo el santo se quita la capa que lleva y cubre con ella a un pobre. Al entregarle el obsequio, el Presidente destacó la belleza de la obra.
Francisco también le entregó su Encíclica Laudato Si’ sobre la protección de la creación y le dijo que al no existir traducción en persa le entregaba una en inglés y otra en árabe.
El Presidente iraní le entregó a su vez un tapiz de un metro aproximado elaborado en la “ciudad Santa de Qom”, y un libro de pinturas del país con miniaturas.
Al concluir el encuentro, el Santo Padre se despidió del mandatario iraní diciendo “le agradezco mucho esta visita espero en la paz”.
El Presidente, a su vez, le dijo al Pontífice: “espero que rece por mí, me ha gustado la visita y le deseo un buen trabajo”.
Después, Hassan Rouhani se reunió en privado con el Secretario de Estado de la Santa Sede, el Cardenal Pietro Parolin.