La Fiscalía federal de Bélgica justificó su inacción por el hecho de que “el fenómeno de viajes hacia Siria no era tan conocido entonces como lo es actualmente”.
En abril de 2012, el brazo antiterrorismo de la policía informó a la Fiscalía de actividades sospechosas en el departamento del belgo–marroquino Gelel Attar, ubicado en el barrio de Molenbeek, en Bruselas.
Según la nota, la vivienda sería utilizada como local de reuniones de extremistas para planear la lucha armada contra las democracias occidentales, descritas por los sospechosos como “el principal enemigo del islam”.
Es posible que de las citas haya participado Chakib Akrouh, el terrorista que se inmoló durante la operación de la policía francesa en un piso de Saint-Dennis, cinco días después de los atentados de París, acompañado de Abdelhamid Abaaoud.
Attar era conocido entonces como brazo derecho de Khalid Zerkani, condenado en 2015 a 12 años de prisión al ser considerado uno de los principales reclutadores de jóvenes belgas para el grupo terrorista Estado Islámico (EI).