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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de julio de 2018.- Después de nadar en una alberca, es común que las personas experimenten irritación en los ojos y que se les pongan rojos; aunque muchos lo atribuyen al cloro que tiene el agua, eso no es verdad.
“El nitrógeno en la orina se combina con el cloro y forma lo que se conoce como cloramina y en realidad es la cloramina la que causa los ojos rojos”, dijo Michele Hlavsa, directora del programa de natación saludable del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
“No importa lo que tus padres pueden haberte dicho. No hay ninguna química mágica que cuando se añade a una piscina revele la presencia de orina en el agua produciendo una nube de colores brillantes”, aseguró por su parte, el doctor Michael Beach, director adjunto del programa de Agua Saludable del CDC.
El doctor aseguró que con una simple ducha tras entrar en la piscina uno puede librarse de toda la suciedad que puede haber en el agua, y que podría causar enfermedades; mientras que con un baño previo uno puede evitar meter a la alberca lo que no debe.
Al menos, existe una forma de comprobar si la piscina en la que está a punto de nadar está limpia o no. Cuanto más fuerte es el olor a cloro en una piscina, más lleno de orina está. Las piscinas sanas no huelen a productos químicos, sostuvo Hlavsa.
“No es tarea del cloro limpiar la orina de una piscina. Su placa está llena de E. Coli y otros gérmenes. Una vez que la gente comienza a agregar orina, materia fecal, sudor y suciedad a la ecuación, comienza a tratar de abordarlos en su lugar, dejándolo con poca energía para cualquier otra cosa “, dijo Hlavsa.
Con información de Today y Huffington Post