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GUADALAJARA, Jal., 11 de mayo de 2025.- Techaluta es el mayor productor de estas delicias. Desde hace unos días, en el tradicional barrio de Las Nueve Esquinas ya se percibe un olor peculiar. Y es que este pequeño y dulce fruto atrae desde la vista, se vende sola, y ese sabor es simplemente indescriptible. Las hay de varios colores y con ellas se pueden elaborar deliciosos manjares como panes o dulces, aunque la mayoría prefiere comerlas así, directito y a la boca, porque a una buena pitaya nadie se resiste.
En entrevista con Quadratín Jalisco, Leobardo López, comerciante pitayero, tiene alrededor de 20 años vendiéndolas y narra que el principal productor de esta fruta es Techaluta. “Todos los días vamos y venimos”, dice orgulloso, además de mencionar que también renta pitayeros y les compra.
Respecto al proceso, Leobardo explica: “Todo es un trabajo que es artesanal. Hay quien empieza a cortar desde las 12 de la noche, una de la mañana, hay que empezar a cortar con lámparas de cacería. La razón es porque hay que venir temprano a vender aquí a la ciudad. Porque si empezamos a venir a cortar cuando el sol sale o que se empieza a ver, pues ya llegaríamos a vender aquí a las 3, 4 de la tarde”.
También indicó que pese a las horas que pasan desde que el producto se corta, hasta que llega a la zona metropolitana, no hay posibilidades de que se echen a perder, ya que se empaca con alfalfa y en canastos, por lo que pese a las altas temperaturas, las pitayas llegan frescas.
Leobardo vive en Techaluta y cada día se levanta muy temprano para llegar al tradicional barrio a ofrecer este delicioso producto de temporada. Refrescarse con una pitaya o varias, es uno de los grandes placeres que vienen con el aumento de las temperaturas.
Además, explica que la pitaya está comenzando a industrializarse en otros productos como la nieve, el pan, la mermelada, el pay, el ponche o los borrachitos de pitaya, por ejemplo.
“La pitaya ahorita está en 5 pesos. Ya cuando está la privanza, que no tarda, estamos a 2 o 3 días de que comience, van a estar a 3 pesos, la más barata”, dijo el vendedor.
“Entonces realmente ya son muy accesibles para toda la población. Y pues invitar a la ciudadanía a que venga a disfrutar de esta temporada”. Los vendedores de pitayas permanecerán en Las Nueve Esquinas durante mayo y junio.
Pero si aún no las has probado y temes que con la llegada de las lluvias, las pitayas se terminarán, estás en un error, y Leobardo lo explica: “Aunque llueva sigue habiendo. Porque hay gente que cree que la pitaya termina cuando las lluvias empiezan, pero eso no es verdad, es una coincidencia que la pitaya tiene que acabar cuando las lluvias empiezan. Porque entonces si no lloviera, hubiera todo el año pitayas”.
En el barrio de Las Nueve Esquinas, los puestos comienzan a abrir desde las 8 de la mañana y se van por la noche, para que los vendedores puedan regresar a sus lugares de origen, para que al día siguiente puedan traer muy llenos los canastos y el resto de los productos que tanto gustan a los tapatíos y visitantes.
Finalmente, Enrique Orozco, uno de los antiguos consumidores, así extendió la invitación a la población, para que no se pierdan las deliciosas pitayas. “Vengo desde hace 55 años, tengo 75 años de edad, desde que las daban a peso, siempre he venido a este punto, lo más tradicional es Las Nueve Esquinas, me llevo unas 20 pitayas, pero de las más grandotas que son las que valen la pena. No dejen de venir a comer pitayas porque la temporada es corta”.