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Pérdida de equilibro, probable síntoma de la enfermedad de Ménière: IMSS
GUADALAJARA, Jal., 18 de abril de 2021.- Un dolor de cabeza intenso y progresivo, constituye la llamada cefalea en racimos, que incluso puede ocasionar dolor en la parte trasera de los ojos, refirió el neurocirujano del Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Karim Noé Zamora Amezcua.
Explicó que se trata de una afectación de origen vascular que tiene otras características: el dolor se focaliza a mitad de la cabeza, ocasiona que el paciente presente una coloración de piel rojiza y es más frecuente en varones que en pacientes del sexo femenino, con una incidencia de hasta dos casos en hombres por cada mujer.
El paciente debe acudir con el especialista si presenta un dolor intenso y súbito a mitad de la cabeza, con una frecuencia de hasta dos o tres veces por mes, y si éste se acompaña de molestias en la zona ocular y enrojecimiento de la piel. Estos síntomas pueden ayudar a diferenciar a la cefalea en racimos de otro tipo de padecimientos, como la migraña.
La importancia de detectar y tratarla oportunamente, radica en que de no hacerlo puede llegar a comprometer la agudeza visual y generar afectaciones como vista cansada, subrayó.
Este padecimiento, indicó, está asociado a la vascularización, es decir, a la presencia y disposición de los vasos sanguíneos y linfáticos, y entre sus factores de riesgo se encuentra la predisposición genética, antecedentes familiares y el estrés.
No obstante, advirtió que la ingesta de ciertos alimentos puede desencadenar el padecimiento, entre ellos, algunos quesos añejos, chocolate, cafeína y otros sabores fuertes.
Zamora Amezcua explicó que los factores hormonales pueden influir como detonantes de la cefalea en racimos, toda vez que el exceso de testosterona en el hombre tiende a contribuir a una mayor vascularización, lo que a su vez aumenta las posibilidades de presentar esta molestia.
Normalmente, dijo, este padecimiento no requiere de cirugía, pero si el cuadro del paciente llegara a complicarse y producirse algún accidente cerebrovascular como la ruptura de vasos sanguíneos, se procedería a intervenir quirúrgicamente al afectado.
La mayoría de los casos se pueden manejar farmacológicamente, con un tratamiento con una duración mínima de seis meses, a fin de evitar que el paciente reincida en los síntomas.