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GUADALAJARA, Jal., 21 de junio de 2025.- Como cada año, y para recordar al pueblo católico el milagro de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, el Arzobispado de Guadalajara llevó a cabo la celebración del Corpus Christi en el templo Expiatorio ante una inminente amenaza de lluvia.
Encabezada por el cardenal tapatío, José Francisco Robles Ortega, la misa reunió a cientos de fieles católicos que fueron tomando lugar desde las primeras horas de la tarde del sábado en torno al templete colocado a las afueras del recinto católico lleno de flores y veladoras.
Durante la homilía, el Arzobispo de Guadalajara mencionó: “Cada vez que comen de este pan y beben de este cáliz proclaman la muerte del señor hasta que él vuelva, el misterio de la Eucaristía, se remonta hasta el mismo señor Jesús quien la víspera de su pasión, reunido con sus apóstoles, tomo pan, lo partió diciendo tomen y coman, esto es mi cuerpo entregado por ustedes, tomó el cáliz, lo bendijo y les dijo tomen y beban, este es el cáliz de mi sangre derramada por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.
Y añadió: “Este misterio es el que celebra la Iglesia, y es el que nos garantiza la presencia real , verdadera de nuestro señor Jesucristo en medio de nuestra pobre humanidad, presente en su cuerpo, en su sangre, en su alma, en su divinidad. Su presencia en la Eucaristía nos sana, nos salva, nos renueva, nos anima, nos sostiene, es una presencia que sólo Dios puede ofrecernos y sólo Dios puede garantizarnos, su presencia real es porque Dios quiere salvarnos”.
El Cardenal invitó a no dejar pasar por alto esta enseñanza, ya que muchas veces cuando acudimos a misa, posiblemente estamos presentes, pero ausentes en nuestra mente, en nuestras preocupaciones y no nos acabamos de enterar que en esa Eucaristía, Cristo nuestro señor nos está salvando.
“Aunque nosotros no nos enteremos, él vela por nosotros, él tiene una presencia activa, permanente, amorosa por nuestra salvación, por eso esta celebración quiere en primer lugar reavivar en nosotros la fe, la convicción, la certeza de que Jesucristo está vivo y presente en la Eucaristía, esta celebración reaviva nuestra fe”.
Finalmente, Robles Ortega invitó a las familias a inculcar a los niños y jóvenes a conocer el misterio de la Eucaristía. “Es triste ver que los niños por falta de acompañamiento en sus familias, los niños que hacen su primera comunión no alcanzan a descubrir el misterio que se encierra en la Eucaristía, nos toca a los adultos ser testigos y apóstoles para las nuevas generaciones”.
Posteriormente se dispuso la Mesa Santa para el banquete eucarístico, donde a través del pan y el vino se honró la presencia de Jesucristo en su cuerpo y su sangre.
Luego de la celebración, la procesión partió encabezada por el Arzobispo tapatío rumbo a la Catedral Metropolitana de Guadalajara.