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PUERTO VALLARTA, Jal., 25 de enero de 2021.- Luego de varios meses de inconformidades y de envío de oficios dirigidos al Ayuntamiento de Puerto Vallarta, vecinos de la colonia Emiliano Zapata, en pleno corazón de este centro turístico, se manifestaron por la apertura de un bar gay instalado frente a la parroquia de la Santa Cruz.
Encabezados por el párroco Esteban Salazar González, decenas de vecinos de la colonia decidieron manifestarse contra la apertura de este lugar, del cual no se oponen a su operación si ésta fuera tal como se autorizó, como restaurante bar, más no como bar, con servicios de “encuentros íntimos”, tal como se promueve en redes sociales.
MESES DE OMISIÓN
El “Candy Bar”, se encuentra en la esquina de las calles Aguacate y Lázaro Cárdenas, de la colonia en mención, junto frente a la parroquia, en el sitio, anteriormente operó por años un restaurante Hacienda de Carlota, a donde acudían familias vallartenses y turistas, pero desde principios del año pasado, el lugar cerró sus puertas y una vez que comenzó la pandemia, los trabajos de remodelación iniciaron en su interior.
El presbítero recordó que, a principios de noviembre pasado, luego de que se percató del giro que le pretendían dar al lugar, dirigió una serie de oficios al alcalde Arturo Dávalos, así como a las dependencias de Padrón y Licencias, Protección Civil y Planeación, sin embargo, nunca obtuvo respuesta, solo una por parte de Protección que le indicaba que no existía en su haber ningún expediente en torno a este establecimiento. “Fueron meses de omisión por parte de las autoridades”, señala el presbítero Salazar González.
De primera instancia, agrega el párroco, la respuesta de PC le tranquilizó, sin embargo, los trabajos al interior del lugar continuaban y un día uno de los inversionistas del lugar acudió a él para preguntarle si estaba de acuerdo con la instalación del bar y la respuesta fue no.
Y no se trata de un acto de discriminación, por tratarse de un bar gay, asegura el clérigo, quien citó el reglamento de giros del municipio que en su artículo 25 señala que no deben instalar establecimientos de este tipo a no más de 200 metros de escuelas, asilos, centros de culto, cuando de la puerta del templo a la puerta del bar son tan solo 36 pasos.
Fue el 18 de diciembre cuando le llegó de manera anónima una invitación para una reunión en el establecimiento a la cual acudieron también autoridades del municipio. En el encuentro, al que acudió el presbítero, se realizó la presentación del proyecto, las áreas del lugar, así como pruebas de audio para revisar el nivel de decibeles al interior y exterior, dando su aprobación verbal el personal de Inspección y Reglamentos, recordó el sacerdote.
“Fue ahí donde yo les dije que el problema no era el ruido, aunque hay que señalar que una vez que se van las autoridades le suben al volumen, sino el giro que le estaban dando al lugar y que está frente al templo”, pero no pasó nada, añadió.
Fue el 30 de diciembre que acudieron con él los inversionistas del lugar para informarle que continuarían con el lugar y el giro, fue entonces que se dispuso a recopilar firmas, 400 en su totalidad, con las cuales solicitaron de nueva cuenta a las autoridades que no permitieran su apertura, sin embargo, de nueva cuenta no hubo respuesta por parte de las autoridades.
ABRE Y PROTESTAN
Fue el sábado pasado que el bar abrió sus puertas y con ello la comunidad decidió manifestarse este lunes.
Convocados por el presbítero, decenas de feligreses acudieron al exterior del bar, para poder manifestarse por su apertura, por lo que acudieron autoridades municipales pero ya era muy tarde, el bar había abierto y los colonos estaban notablemente disgustados.
“No es posible que se nos desplace, que otras personas que ni siquiera son de Puerto Vallarta tengan mayores derechos que nosotros”, explicó uno de los colonos mientras se desarrollaba un encuentro al interior del templo.
“Exigimos que revoquen el permiso y se proceda a la cancelación”, exclamaban los colonos y feligreses, quienes obligaron a las autoridades a firmar una carta compromiso para que de manera inmediata sea cancelada el área de “encuentros intimos” y vestidores al interior del bar y que éste opere solo como restaurante-bar y no como bar o giro negro.
Aunque los feligreses, colonos y el propio párroco se dijeron conformes con el acuerdo, aseguraron que de violarse dicho documento, se verán obligados a volver a manifestarse, pue no permitirán que se les siga ignorando y minimizando como vallartenses.