Visión Financiera
Ciudad de México
Recientemente fui a la Ciudad de México. Tenía 30 años que no iba al centro histórico. Fue decepcionante. La ciudad parece estar cubierta con un velo negro. Como si una sombra de maldad la cubriera. El monumental Palacio de gobierno, en toda su grandeza, con rejas al frente. Debería estar abierto a los ciudadanos. ¡Pues no!
En el Zócalo, brujos o chamanes haciendo limpias. Rituales que parecen inocentes, per se, pero no sabemos a qué demonios invocan.
Los puestos de periódicos (todavía hay periódicos) con sus Amlitos. Cómo si gobernar fuera cosa de broma.
El hacinamiento en la ciudad de México es insoportable. La primera pregunta al ver todo eso es: ¿Cómo pueden vivir así?
La gente desconfía del otro. El miedo se palpa, la fragilidad humana se advierte.
Eso ya no tiene solución. El problema se exacerba desde el púlpito mañanero, de quién tendría que velar por la paz y la unión.
La gente, en su mayoría está de malas o te ignora. Preguntas a un policía (que hay muchos) algo y, te contesta enfadado. En el metro se acortan de más las distancias. La interacción corpórea es inevitable. Ser mujer ha de resultar peligroso.
El aeropuerto es hotel por la noche. Muchas personas duermen ahí esperando sus vuelos tempraneros. ¡Cuánto hace falta un gran aeropuerto para una ciudad enorme!
Pero, es inevitable no ir a la CDMX. Allá todo sucede.
¿Cosas buenas? La imagen original de la Virgen de Guadalupe, la gastronomía, los conciertos, los museos y los edificios coloniales testigos de una época gloriosa.
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¿De qué escribiste hoy?
De cosas buenas y malas de la CD. de México.
Y ¿Confesaste que allá naciste?
¡PLOP!!!