
Acusa EU a 2 mexicanos por sobornar a funcionarios de Pemex
PRINCETON, Nueva Jersey, EU, 11 de agosto de 2025.- No hablan, no negocian contratos y no saben lo que es una estrategia de marketing. Aun así, un perro, gato o tortuga influencer mirando a la cámara puede vender más que un influencer humano con millones de seguidores. ¿La razón? La genuidad. Las mascotas no pretenden ser auténticas: simplemente lo son.
Esa naturalidad se traduce en confianza, interacciones y contratos millonarios que han invertido el orden de las cosas. Sin proponérselo, los petfluencer —término que describe a mascotas que tienen cuentas con un número significativo de seguidores en redes sociales y pueden recibir compensación por respaldar marcas— han convertido a sus dueños en sus propios empleados.
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