GUADALAJARA, Jal., 30 de abril de 2021.- La crisis económica que produjo la pandemia del Covid 19 en el país marca una clara tendencia en el aumento de pobreza entren la sociedad, debido a negocios y empresas cerrados, ante la falta de empleo y la insuficiente atención que les proporcionan las instituciones gubernamentales, padres y madres de menores optarían por una estrategia de sobrevivencia sumando a sus hijos al trabajo en calle, afirmó el doctor Ricardo Fletes Corona, académico de la División de Estudios Políticos y Sociales, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la UdeG.

La pobreza en Latinoamérica podría incrementar en ocho millones y hasta 12, dijo el investigador de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y calcula que México podría contribuir en ese crecimiento con dos o tres millones.

El niño o niña en la calle, es aquel que realiza actividades en la vía pública por unas horas del día, algunos días a la semana, pero regresa al núcleo familiar cotidianamente.

Distingue entre lo que es un niño o niña de la calle, quienes han roto los lazos de comunicación o de convivencia permanentes con la familia, y vive y sobrevive en la calle, tiene un grupo de amigos, habita en una casa abandonada, en un hotel barato o espacio público en el que se pueda resguardar.

Fletes Corona destacó que en el caso de la población indígena, a diferencia de los mestizos, tiene fuertes lazos de cohesión familiar, y es más difícil que un menor indígena rompa con el núcleo familiar. “Sí los hay, pero son muy pocos”, subrayó.

El investigador indicó que “si antes de la pandemia se había logrado una reducción del trabajo infantil, y la población de calle estaba incrementando de manera leve, ahora el Covid 19 nos dejó al desnudo, ya que muchos de los apoyos sociales son insuficientes ante un número mayor de personas que requieren éstos”.

“Cada niña o niño de la calle evidencia una falla en los mecanismos de atención a esta población. No son suficientes, no lo eran antes de la pandemia. Conozco los programas del DIF o a asociaciones civiles que trabajan con niños y niñas de la calle, y siempre han tenido restricciones en los recursos económicos y humanos”.