
Abre en Jalisco Tequila Studios; impulsará la industria cinematográfica
GUADALAJARA, Jal., 10 de junio de 2020.- Uno de los museos que se encuentran en Guadalajara es el que se ubica en el Centro Histórico. Conocido también como la Casa de los Perros, ahora sede del Museo del Periodismo y las Artes Gráficas (Mupag), es uno de los más emblemáticas tanto por su valor arquitectónico como por las historias alrededor de la finca.
Este lugar albergó la primera imprenta, que fue fundada por Mariano Valdés Téllez en 1792. No fue hasta 1810 que Miguel Hidalgo pidió que se realizara impresión en Guadalajara del periódico El Despertador Americano que, en forma, era una hoja con un marco, el cual era elaborado en un pliego de papel doblado en cuatro partes para dar ocho páginas. Fue editado entre hasta 1811 por Francisco Severo Maldonado y José Ángel de la Sierra.
Esta casa pasó por las manos de varios propietarios e incluso ha tenido diversos usos; sin embargo, el más relevante de todos es el que se le da actualmente: un museo y que se ha conservado activo desde el 11 de agosto de 1994.
Ubicado en el número 225 de la avenida Fray Antonio Alcalde, es ampliamente conocida por su fachada, que tiene en los extremos dos figuras de perro, una a cada extremo.
Dentro de sus remodelaciones y la única parte que se ha conservado intacta desde su construcción, es la fachada, ya que el inferior fue modificado para dar paso a una residencia que contaba con corredores tachados, alberca y un lugar de descanso, y que 1949 perdió gran parte de su extensión para dar lugar a la ampliación de la avenida Alcalde.
Las leyendas
Según se cuenta, las estatuas de los perros fueron colocadas por un ingeniero de apellido Villaseñor, tras la autorización de sus dueños de ese entonces, Jesús Flores y Ana González Rubio, en donde ambas figuras se mandaron traer de la casa J.L Mott Iron Works, de Nueva York, y apuntan hacia el norte y el sur de la ciudad.
Las estatuas se convirtieron en las guardianas del lugar y una leyenda afirma que ciertas noches, en su celo de vigilantes, los perros cobran vida y caminan sobre la fachada del edificio.
Lo cierto es que los perros presentan fisuras y daños hechos por algunas balas, resultado de haber sido utilizados como blanco por militares, quienes anteriormente se resguardaban en el actual edificio de la Secretaría de Cultura.
Además se dice que una mujer de edad avanzada soñó que la propietaria de la finca le regalaba las llaves de la casa. Crédula, le contó el sueño a su marido y ambos llegaron para entrevistarse con la mujer que les había indicado que fueran a visitarla y solicitarle la propiedad que en sueños les había concedido. Pero la persona con la que había soñado la anciana, había muerto muchos años atrás.
Dentro de los mitos también sus escrituras son el motivo de otra de las leyendas, el médico de Jesús Flores reveló que al momento de su muerte, el anciano le confió que aquel que le rezara un novenario en el Panteón de Mezquitán, justo a la media noche, obtendría las escrituras de la antigua casona, pero se comenta que diferentes valerosos lo hicieron, pero nadie llegó sano y salvo a reclamar las escrituras.
Para 1994 la Casa de los Perros se convirtió en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, en donde se puede apreciar una colección permanente de objetos históricos relacionados con los medios de comunicación y la evolución de las artes gráficas.
Además, cuenta con cuatro salas temporales donde se disfruta de exposiciones de fotoperiodismo, y cuenta con un auditorio ha sido sede de importantes eventos educativos y culturales, entre conferencias y talleres, asimismo cuenta una extensa biblioteca especializada en la temática del propio museo.