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Fortalecerán Jalisco y gobierno federal coordinación en gestión de riesgo
GUADALAJARA, Jal., 1 de junio de 2021.- Una tarde cualquiera afuera del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) es otro día que se pierde. Alguien instaló juegos infantiles y aparatos de ejercicio, pero ni el aire quiere llegar a mover esos artefactos; sólo el rayo del sol los calienta y quema. En esta parte de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) la realidad no conoce la misericordia.
El ronroneo de los camiones y carros que pasan sobre la avenida Lázaro Cárdenas trasladan almas que parecen ajenas al rosario de historias que se tejen en las instaladas jardineras frente al Servicio Médico Forense (Semefo), rodeadas de fotos de personas desaparecidas.
Hasta ahí llegan familiares de las 10 mil 328 personas reportadas como desaparecidas desde 1995 hasta el 30 de abril en Jalisco. Levantados por grupos criminales o no localizados, como los quiera llamar el Gobierno, para ellos sus familiares son desaparecidos, un delito que lleva a Jalisco a cifras escalofriantes según las cuentas de Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación y Derechos Humanos de México.
El estado ocupa el primer lugar en desapariciones, y por si eso fuera poco, también en fosas clandestinas, una situación que ha levantado manifestaciones y hasta una sede en la antes Glorieta de los Niños Héroes, en Chapultepec, ahora llamada Glorieta de Las y Los Desaparecidos”.
Con su foto, con la imagen de su rostro, ahí le recuerdan al Gobierno y a la sociedad que las personas desaparecidas no son un número más, sino que se trata de seres humanos.
Son madres que mueren en vida, como lo confió a Quadratín Jalisco una de ellas que lucha por encontrar a su hijo desde hace un año, o hermanas que aseguran no descansarán hasta encontrar el cuerpo de con quien compartieron desde la infancia.
“El 11 de junio voy a ajustar un año que se abrió la fosa donde me dicen que dejaron a mi hermana y aquí en Semefo nada más me dicen que tienen el cuerpo ingresado de una femenina pero no tienen la foto, no tienen la foto para mostrármela y ya va a cumplir un año y no es justo que dejen pasar tanto tiempo”.
A ella le dijeron que a su hermana la habían dejado en una fosa. “Entonces a mí, cuando me dicen que a mi hermana la mataron, a mí no me queda de otra más que estar luchando aquí en Semefo para poder identificar si es que está aquí, identificar su cuerpo y llevármela”.
La fosa la abrieron desde junio pasado y, a casi un año de distancia, en el forense no le han podido mostrar la foto del cuerpo de una mujer que localizaron ahí.
“Hay otro cuerpo ingresado, pero que no tienen la foto, todavía no nos suben foto al sistema, pero es un femenina, entonces a mí cuando me dicen eso, se me viene todo a mi cabeza porque yo digo, por las fechas y a lo que me dicen las personas que se la llevaron, yo no quisiera que fuera ella, pero pues si es ella ya quisiera llevármela”.
Los testimonios recabados son de personas que se unieron a FUNDEJ, un organismo de 245 integrantes dirigido por Guadalupe Aguilar, que tuvo que plantarse afuera del servicio forense ante la incompetencia de autoridades e instancias dedicadas a la búsqueda de personas y que reciben un sueldo por ello.
“Aquí todos estamos en la misma situación, todos han perdido una hija o un esposo, o un hijo, a un familiar. Yo busco a mi hijo, él desapareció en el rumbo de Cántaros, en Tlajomulco. En septiembre se cumplen dos años que no sé nada de mi muchacho. Él se llama Valente Vázquez Gallardo”.
Así lo asegura la señora Nereida Gallardo, mientras explica que justo en ese deprimente lugar crece la empatía y la solidaridad, o los nexos de amor se fortalecen entre aquellos que prefieren salir a la calle a tratar de encontrar a un ser querido antes que quedarse en casa a llorar en silencio.
AUTORIDAD INSESIBLE
Organismos van, organismos vienen. Que si la Fiscalía Especializada, que si el Consejo Estatal Ciudadano para el Comité Coordinador, que si las leyes en materia de personas desaparecidas… De nada les han servido todos ellos, según testimonios.
Lo mismo da para quienes a diario buscan y encuentran únicamente, como respuesta, la indiferencia, la insensibilidad y el maltrato de autoridades que se acostumbran a verlos pasar y que muy pocas veces tienen la voluntad siquiera de hacer una llamada para brindarles informes.
“Llegamos al módulo de búsqueda y es lo mismo, nos apuntamos para que nos nombren y ya después nos pasan a la computadora a ver la búsqueda. Es lo mismo, yo ya tengo un año 4 meses que mi hermana se desapareció y desde que he llegado, me enseñan lo mismo”, señala un familiar que espera afuera del Semefo.
“La autoridad está para darnos seguridad, para nosotros como sociedad sentirnos protegidos; pero, al contrario, nos hacen sentir inseguros, nos hacen sentir como personas que no valemos nada, como personas que al momento, si ellos truenan los dedos, hasta a nosotros nos desaparecen”.
FUNDEJ
Apoyo emocional, jurídico y de asesoría sobre sus derechos y los de sus desaparecidos brinda Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (FUNDEJ). Dicen que encuentran respuestas sobre cómo buscar a sus desaparecidos, cómo presentarse ante Fiscalía y lo que tienen que hacer.
“El saber que no estamos solos. En el colectivo se siente ese apoyo que nadie nos brinda, ni Derechos Humanos, ni Fiscalía, y ahorita el problema que tenemos en Semefo que no nos dan respuesta ante los cuerpos”, indicó otro testimonio.
Ellos se enfrentan a la pesadilla de haber perdido a un ser querido, al burocratismo de la autoridad y al hartazgo de sus propios familiares que terminan alejándose. Aseguran que los más cercanos muchas veces se cansan y no logran entender su afán de seguir buscando a los suyos y por eso prefieren seguir su lucha solos.
Los buscan en fosas clandestinas, en bolsas negras con restos humanos que aparecen por la ciudad o entre los cuerpos sin identificar de un Semefo burocrático e insensible ante el dolor humano; cualquier sitio es bueno para tratar de encontrar a su hijo, a su padre, hermano, madre, primo, sobrino, amigo o conocido.
Hacen de su vida una agencia de búsqueda. Se convierten en detectives, se alejan de sus familiares y amigos cercanos para volcar sus fuerzas y recursos a la búsqueda de su ser querido, algo que sólo ellos entienden.
El tiempo aquí, afuera del Semefo, está muerto. El lento avanzar de la carroza que circula entre decenas de líneas acomodados en el estacionamiento trae la impresión de que en el lugar alguien se robó el sonido.