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GUADALAJARA, Jal., 10 de julio de 2021.- Desde que tiene memoria, Ubaldo Macías, de 49 años, ha estado rodeado de artesanías, primero su abuelo y después sus padres, le heredaron la pasión por el barro petatillo y el barro policromado y lo que describe como su gran pasión, las máscaras de tastoan.
“Yo recuerdo, estaba muy chavito, que tendría 5 o 6 años, por lo que recuerdo y yo era parte del taller, les arrimaba, les quitaba, yo quería ser parte. Después mi padre murió cuando yo tenía 13 años, después mi hermano mayor me llevó a donde él trabajaba… hasta que yo puse mi taller” recuerda, entre la edad de los 17 o 18 años.
Así fue creciendo el amor de Ubaldo por el arte “para mí es un gran honor ser artesano, hemos ido a varios países a representar Tonalá por medio de mi trabajo que es la artesanía y eso es lo que me da un gran orgullo, que a donde quiera que vamos nos reciben con los brazos abiertos por el hecho de ser artesanos”.
Cada pieza tiene un proceso de elaboración específico que puede superar el mes de trabajo, por lo que Ubaldo hace un llamado para que los compradores eviten regatear los precios de estas artesanías.
“El proceso de la pieza es más o menos como un mes, entre secado y la horneada, hay que preparar el barro, darle su secado, la pintura, el esmaltado, los dos fuegos que lleva alguna pieza de vidriado y el proceso es más o menos un mes”.
Los desafíos son muchos, el poco apoyo, las pocas ventas y la falta de espacios de exposición, son parte de estas, pero también la artesanía le ha dado grandes satisfacciones; “Fuimos a Estados Unidos y llegó una persona buscando a los artesanos, él sabía que yo estaba, me llevó a su casa y vi parte de mi obra en su colección personal que fue algo muy padre para mí (sentí) mucha emoción, no me lo esperaba, no me lo esperaba porque fue un lugar muy padre, algo que yo nunca había imaginado, que alguna de mis piezas iba a estar en un lugar de esa índole”, contó Ubaldo entusiasmado.
No sólo es el trabajo de Ubaldo y su equipo para darle forma al barro, pintarlo y prepararlo, el elemento más importante es el fuego, por lo que Ubaldo hace un pacto con él cada que pone a las llamas alguna pieza; “terminamos la obra, terminamos la pieza y se la entrego al fuego y el fuego se encarga de darle ese color, esa luz, ese brillo, ese extra que necesita la pieza, la abraza, el fuego la abraza y le hace lo que le tiene que hacer y nos la entrega al 100, con un brillo muy bonito, muy favorable para la pieza”.
En el proceso del fuego, las piezas pueden dañarse, quemarse, quebrarse o quedar inconclusas, pero también estas son buscadas por algunos coleccionistas que ven en estas “imperfecciones” el trabajo único de las manos del artesano y del fuego.
La mayoría de las piezas de Ubaldo son de barro petatillo que cruza líneas para cubrir fondos y da un acabado de petate, pero su pasión son las máscaras de tastoanes, que realiza con dientes de vacas o caballos, pelo de estos mismos animales y baqueta, que tiene la resistencia de piel animal.
El trabajo de Ubaldo, lo ha llevado a ganar más de 20 reconocimiento y concursos locales, nacionales e internacionales y actualmente trabaja en una nueva pintura donde plasma la vida mexicana en una boda, como lo eran antes, donde todos aportan algo de alimentos o bienes para los recién casados, las figuras y formas, las sacó de algunos libros que se encontró tirados.