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TLAQUEPAQUE, Jal., 22 de marzo de 2023.- El lago Biwa es el más extenso de Japón. Se ubica a pocos kilómetros de Kioto, entre otras poblaciones, y sufrió una crisis ambiental a finales de los años setenta, ocasionada por la industria y las aguas residuales.
Se llama lago Biwa, pero por las similitudes bien podría llamarse lago de Chapala, excepto por una cosa: desde los años ochenta en el país oriental se han tomado en serio el rescate del acuífero y por eso fue puesto como ejemplo durante el inicio del Simposio Internacional y Foro Público Cuenca Lerma-Chapala, organizado por el Seminario Permanente en Estudios del Agua del ITESO y el Instituto Corazón de la Tierra.
La titular de la Dirección General Académica de la universidad, Catalina Morfín, habló de la necesidad de actualizar la información sobre la situación de la cuenca del lago de Chapala, identificar casos de éxito en el manejo de otras cuencas en el mundo y fortalecer la vinculación institucional de manera que sea posible formular propuestas de acción.
“Comprometerse de manera activa con los problemas de la cuenca y de sus habitantes, acrecentar la conciencia del desastre ecológico y dar voz a los más golpeados por esta crisis, que son las personas empobrecidas que no pueden tomar medidas para protegerse. Contrarrestar la situación que viven las personas y que se contrasta con las condiciones que benefician a la industria; señalar lo que toca hacer a los tres órdenes de gobierno y apoyar a las organizaciones que trabajan en la cuenca”.
Por su parte, el jefe de la Unidad de Conservación de la Naturaleza y de la Unidad de Lagos Vivos y Agua de Global Nature Fund, Thomas Schaefer anunció que desde esa organización internacional estarán trabajando en un proyecto sobre biodiversidad con un fondo de nueve millones de euros. “Es un proyecto global y estaremos trabajando con el Instituto Corazón de la Tierra y la Red de Lagos Vivos para seguir mejorando el manejo de estos hábitats”.
Finalmente, Diego Eden Wynter, representante de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial, señaló que la del lago de Chapala “es una problemática compleja, multifactorial”, y añadió que su atención debe trascender las administraciones, así como respaldarse con presupuesto.
Luego de las intervenciones protocolarias, la primera conferencia estuvo a cargo de Masahisa Nakamura, investigador emérito de la Universidad de Shiga y director ejecutivo de la Fundación del Comité Internacional de Ambientes Lacustres, quien dictó su conferencia a través de un video.
Nakamura expuso la historia del lago Biwa, que se ubica en Japón y que a mediados de los setenta sufrió una crisis ocasionada por la degradación ambiental, la polución industrial, la destrucción del hábitat. El peor momento llegó cuando vivieron una marea roja, lo que orilló a una intervención en el lago.
“Antes las políticas ambientales y de protección del lago eran débiles”, expuso el investigador, quien señaló que el rescate del lago fue posible gracias a que éste fue transformado en un lago artificial, en un trabajo que conjuntó los esfuerzos del gobierno y de la sociedad.
Sobre lo que se puede hacer en el lago de Chapala, señaló que hay que echar mano de los seis pilares para la gestión integrada de los lagos: la información, las políticas públicas, la participación social, la fortaleza institucional, el presupuesto y el uso de la tecnología. “Los lagos son difíciles de manejar, pero es necesario reducir el estrés ambiental en todas las direcciones. Toma tiempo y requiere muchos esfuerzos”, concluyó.