GUADALAJARA, Jal., 29 de enero de 2017.- Atípica. La edición del Miss Universo 2016, celebrada este año, rompió esquemas durante toda la trasmisión, aunque regresó a su convencionalismo al final.

La noche de este domingo fue coronada Iris Mittenaer, la representante de Francia, como la mujer más hermosa del Universo.

Con una larga selección que primero incluyó a 13 semifinalistas, y no 10, como se acostumbra; luego un añadido de nueve elegidas; después seis, en vez de cinco; y finalmente tres, se desarrolló el certamen que no se rigió, por lo menos no hasta la elección final, por lo tradicional:

De entre las favoritas solo llegaron al cuadro de las 13 Tailandia y Filipinas, esta última aparentemente porque el concurso se estaba celebrando en su casa. Sin embargo, quedó demostrado en ese momento que la belleza no lo era todo, pues ambas cayeron de su pedestal cuando contestaron desacertadamente a las preguntas.

Francia, entonces, corrió con suerte, o tal vez encajó en lo que a fin de cuentas es el Miss Universo: un certamen de belleza. Y es que aunque Colombia y Haití dieron respuestas más inteligentes, no les fue suficiente para ganarle a Mittenaer.

Entre las otras sorpresas destacó la participación de una chica que para nada se ajustaba al molde de la fábrica de las misses.

A medida que desfilaba, Canadá le gritó al mundo que tener unos kilitos de más parece que ya no será un pecado en el Miss Universo, menos después de que el actual Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, vendiera el concurso. Ella fue, simbólicamente, la venganza de la venezolana Alicia Machado.

Steve Harvey pudo redimirse. Esta vez anunció a la ganadora correcta, y parece que los grandes anteojos que le facilitó Pía Alonzo, la reina saliente, sí hicieron la diferencia.

El mensaje fue claro: lo distinto, lo exótico, la inclusión y la diversidad reinaron esta noche, en una época en que el mundo se mantiene en vilo ante la amenazante ola de discriminación.