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GUADALAJARA, Jal., 8 de octubre de 2022.- Albert Einstein, Pablo Picasso, Walt Disney, Steve Jobs tienen algo en común, vivieron con dislexia, un trastorno de origen neuro biológico que afecta el aprendizaje, el lenguaje y la lecto escritura de diferentes maneras.
De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, hasta un 15 por ciento de la población podría tener un grado de dislexia, por ello es fundamental un diagnóstico oportuno que permita a la persona recibir apoyo multidisciplinario para llevar una vida plena.
Por ello, el neurólogo de IMSS Jalisco, Gerardo Enrique Cordero Robles, y quien por cierto vive con dislexia moderada, explicó que es importante estar alerta de las primeras señales, un niño que no habla a los dos años o que no lee y escribe a los siete años es posible que tenga esta condición.
Dijo que existen muchos mitos en torno a la dislexia, uno de los principales, creer que quienes enfrentan un cuadro de este tipo no son inteligentes, al contrario, suele pasar que tienen altas capacidades intelectuales, también aclaró que cada caso tiene características muy particulares.
“Sí hay niveles, hay casos como yo que tengo una dislexia de leve a moderada, pero sí puedo realizar la lectura y comprenderla, hay niveles tan severos que simplemente no van a poder leer, y entonces su mecanismo de aprendizaje tendrá que ser otra vía”.
Existen personas con dislexia que sí pueden leer y escribir, pero les cuesta mucho trabajo y son más lentos, es por ello que de niños a veces enfrentan las burlas de compañeros y maestros en las escuelas, cuando lo único que ocurre es que tienen un modo distinto de percibir el mundo.
El especialista admitió que no fue fácil terminar la carrera de medicina y luego una especialidad con esta condición que aún le complica la vida, pero agradece a la insistencia y apoyo de sus padres que nunca lo dejaron desistir en alcanzar sus metas.
Hace poco, medios internacionales daban cuenta del caso del jovencito Oliver Chadwick, quien pese a tener dislexia severa, a sus 18 años logró ingresar en una universidad en Reino Unido con las mejores calificaciones.
Casos similares se repiten en todo el mundo, como el estudiante de séptimo semestre de Medicina en la Universidad de Guadalajara, Andrés de Jesús González Macías, quien apenas puede escribir una veintena de palabras, pero mantiene uno de los mejores promedios de su generación y sus maestros aseguran que tiene todo para ser una gran cirujano.
Andrés no sólo tiene dislexia severa, también fue diagnosticado con autismo y altas capacidades, su mamá, Irene Macías, admite que el camino no ha sido fácil, desde que en la educación básica le dijeron que nunca aprendería, las múltiples terapias e incluso ahora como adultos, hay quienes se burlan de su condición.
Dijo que con la experiencia de sus hijos, porque tiene otro, Pablo, con una condición similar, es que la dislexia es una manera diferente de aprender, ver el mundo y desarrollarse, va más allá de no distinguir las letras, sino hasta conceptos como rojo manzana o verde árbol, por poner un ejemplo.
Consideró que lo más triste y doloroso ha sido la falta de inclusión, tuvo que pelear para que los calificaran con exámenes orales para demostrar que sus hijos sí saben.
“Son personas muy extraordinarias, porque a pesar de que el sistema educativo los cancelaba, vivimos en un mundo lectocéntrico, si no lees y escribes no aprendes, no progresas, me duele enormemente encontrarme en una situación donde mi hijo es el primer disléxico sin leer ni escribir que logra entrar a la Universidad y me pregunto, será el primero que haya intentado, o dónde se quedaron los demás, creo que todos se quedaron en la educación básica porque no lograron las competencias que te están marcando”.
Dijo estar muy orgullosa de que Andrés y Pablo, ambos con autismo, ambos con dislexia, están estudiando medicina, lo que significa que hay esfuerzos por incluir las neuro diversidades, pero aún falta, falta mucho, porque seguramente son miles los que no alcanzan una oportunidad así.
Tanto el doctor Gerardo Cordero, como la mamá Irene Macías, coincidieron en que el sistema educativo no es adecuado para ayudar a las personas que tienen estas condiciones, y es urgente que se realicen los cambios necesarios, se capacite a los maestros, cambie la idea de que todos aprenden igual.
No pudimos hablar con Andrés porque está enfrentando una situación complicada, lo que su mamá llama una muerte social, la poca aceptación de algunos compañeros y docentes de su forma tan particular de ser, por ese motivo, acuden con un Tanatólogo, Isaac González, quien lo ayuda con lo denominado Terapia del Duelo, explicó que pacientes pueden acudir a este tipo de apoyo porque se sienten que “no son normales, no son aceptados, no encajan”, por lo que es importante que asuman que no es obligatorio ser supuestamente normales.
“Por el tipo de sociedad en la que vivimos, por el tipo de las dificultades que las instituciones tienen, porque no suelen facilitar entornos de la neuro diversidad”.
Afirmó que es importante que todos entiendan, pacientes, familia, sociedad, que las realidades neurológicas y cognitivas distintas no necesariamente son negativas, y no deberían significar una limitante para un desarrollo profesional, emocional y familiar.
El maestro en Terapia el Duelo aclaró que es impreciso considerar que la Tanatología sólo ayuda para enfrentar casos en los que se pierde un ser querido, también es de utilidad para asumir cambios y afectaciones emocionales cuando no se cumplen las expectativas.
El 8 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Dislexia con el objetivo de visibilizar este trastorno, que suele ser hereditario, que afecta cinco veces más a los varones y en algunos sitios iluminan de azul celeste los edificios por este motivo, al igual que el autismo, y es que es muy común que estas condiciones estén muy relacionadas.