GUADALAJARA, Jal., 15 de febrero de 2021.- En un sólo día, en un crematorio de la Zona Metropolitana de Guadalajara, llegó a haber hasta 53 cuerpos en espera de ser incinerados, «me conmoví tanto, porque era como una escena de la Segunda Guerra Mundial».

Así relata a Quadratín Jalisco, el presidente de la Asociación Nacional de Funerarias capítulo Jalisco, Gerardo Martínez, cómo las muertes por Covid 19 han colapsado a la mitad de los crematorios y cómo se han contagiado el 40 por ciento del personal de funerarias, incluso él mismo, estuvo a punto de morir.

La muerte sorprende cada día a unas 100 personas por el virus, un promedio que se ha mantenido en las últimas semanas en Jalisco, un Estado que posiblemente esta semana rebase los 10 mil muertos.

A los trabajadores de las funerarias les toca enfrentar lo más terrible de la pandemia, el momento de la muerte, cuando las familias tienen que desprenderse de un familiar del que ni siquiera pueden despedirse. Gerardo Martínez dice que lejos de lo que muchas personas piensan, los negocios establecidos lo único que buscan es acompañarlos y apoyarlos.

Al inicio de la pandemia, en marzo, hace casi un año, Quadratín buscó el testimonio de esta unión de Funerarias, donde no imaginaban que el impacto del Covid 19 en las muertes llegara a tal magnitud. Ahora, el 80 por ciento de los muertos por coronavirus, son incinerados.

TRUENAN  LA MITAD DE CREMATORIOS

El trabajo normal de un crematorio es la incineración de tres a cuatro cuerpos por día (cada uno dura unas tres horas), sin embargo, la carga de trabajo los ha obligado a que algunos funcionen hasta por 20 horas continuas.

Se estima que unos 13 crematorios han colapsado, que significan alrededor del 60 por ciento de los que hay en Zona Metropolitana de Guadalajara.

Zapopan con más de un millón de habitantes, tienen sólo un crematorio municipal en el panteón de Altagracia, donde creman unos cuatro cuerpos al día. En ese municipio lo que los ha salvado son los privados de Recinto de la Paz.

En Guadalajara se tiene capacidad de incinerar a unos 30 o 40 cuerpos diarios, todavía insuficientes si se toma en cuenta el número de muertos al día.

De los tres crematorios de Funeraria Villanueva en Pablo Valdez, dos colapsaron por el exceso de trabajo y sólo funciona uno.

Una incineración, que cuesta en promedio mil 500 pesos, tarda poco más de tres horas. Los cuerpos se queman a mil grados centígrados, por eso los crematorios colapsan, explicó.

PIDIERON AYUDA

Tuvieron que solicitar apoyo de cremación a otros municipios, como lo fue en San Juanito Escobedo, a donde se llevaron en un inicio de 15 a 20 cadáveres.

La saturación de cuerpos levantó la inconformidad de la población que se quejó de que el humo que salía los iba a contaminar de Covid 19, una situación imposible, según el presidente de la Asociación de Funerarias.

Además se detectaron ahí supuestas irregularidades, que curiosamente el Ayuntamiento de ese municipio nunca había encontrado.

COVID SE  HA LLEVADO A CUATRO

En la primera línea de batalla, se han contagiado un 40 por ciento (tres mil 200) de los aproximadamente ocho mil trabajadores de funerarias, desde choferes, camilleros y los que laboran en crematorios.

Gerardo Martínez relata que incluso él, estuvo agonizando. Es diabético y el azúcar le subió un día a 700. Pero agradece que le haya ganado la batalla al Covid 19.Sin embargo, cuatro de ellos no lo lograron y murieron: dos funerarios y dos trabajadores de crematorios.

El panorama es desalentador, señala Gerardo Martínez,  porque a pesar de que se ha tenido el apoyo de la autoridad de secretaría de Salud, es urgente una cámara fría, para guardar con «decoro y respeto» los cuerpos, mientras les toca turno y de esa manera no se expone a la familia.

Esa sería una solución inmediata, ya que dice que reparar un solo crematorio, cuesta hasta 250 mil pesos, además de que tardan meses en repararlos.