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GUADALAJARA, Jal., 10 de marzo de 2025.- Fue apenas el pasado 5 de marzo cuando el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco mostró al mundo entero la tragedia que vive el país a manos del crimen organizado.
Al interior del Rancho Izaguirre fueron descubiertos tres crematorios clandestinos tipo fosa en donde se hallaron cientos de huesos calcinados, cuya forma de inhumación fue catalogada como inédita por la Fiscalía. También hallaron puñados de pares de zapatos y ropa de las personas que llegaron ahí quizá con falsas ilusiones de un trabajo.
Sin embargo, el macabro hallazgo tenía un registro desde septiembre de 2024 cuando la Guardia Nacional realizara la detención de 10 personas y la liberación de dos privados de su libertad en el rancho de La Estanzuela, del municipio de Teuchitlán.
Ceci Flores fundadora de Madres Buscadoras de Sonora y de México informó mediante sus redes sociales que el colectivo Madres Buscadoras de Jalisco entró a hacer búsqueda en el Rancho Izaguirre, en diciembre de 2024 y enero de 2025 porque, a decir de su texto “un sobreviviente anónimo nos contó todo el dolor que ahí escondían”.
“En Diciembre algunos hornos donde quedaron hechas cenizas muchas vidas, aún estaban activos, humeando y desprendían olor a muerte; le avisamos a las autoridades”, detalla.
La fundadora de Madres Buscadoras de Sonora y de México explica que las autoridades, sin detallar estatales o federales, les impidieron continuar con su trabajo, además de que no intervinieron en su momento.
“Si los crematorios estaban a la vista de todos, los hornos eran más grandes que algunos de los cuartos que habían ahí, olía a muerte, había tantos casquillos como rastros de sufrimiento, montones de ropa y zapatos, esposas, cadenas y hasta en los baños había señales de dolor… en todos lados estaban los las huellas del infierno, de esas que van dejando los grupos criminales”, escribió.
El dato del número de víctimas es incierto, pues en el lugar había centenares de pares de zapatos, pantalones, mochilas de los que pudieran haber perdido la vida en el lugar o de quienes lograron vincularse a las filas del crimen organizado.
“Será imposible saber cuántas víctimas estuvieron ahí, cuántos murieron, cuántos se salvaron y cuántos se esfumaron junto al fuego… Algunos intentaron dejar señales de su paso en cartas, fotos, mensajes y hasta con su ropa; otros sin querer aparecieron en las listas que los criminales tenían para controlar su existencia”, escribió Ceci Flores en su cuenta de X.
El texto lo acompañó de videos y fotografías del lugar, aparentemente tomadas durante los días que el colectivo Madres Buscadoras de Jalisco entró a hacer búsqueda en el Rancho Izaguirre.
“Aquí les dejo algunas prendas que podrían ayudar a reconocer si uno de los tantos desaparecidos en este país fue rehén de tanta maldad humana”.
La buscadora finaliza con un conmovedor mensaje, invitando a todos a tomarse de las manos y rezar por los jóvenes que cayeron en las garras del narcotráfico y de quienes son acediados.
“Cuando nos desaparecen a un hijo el sueño se esfuma de nuestras vidas; estos lugares nos roban cualquier rastro de paz que quede en nosotras, imaginando que ese pudo ser el destino de nuestros hijos. Al final, solo queda tomarnos de las manos y rezar para que nadie más se encuentre con este destino”, finalizó.