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GUADALAJARA, Jal., 25 de enero de 2021.- Los adultos mayores no sólo son parte de la población de mayor riesgo de contraer Covid 19, sino que también han resultado terriblemente afectados económicamente, con pensiones raquíticas, miles de ellos ya no pueden trabajar ni de empacadores en los supermercados, como describió Rubén Arroyo, quien con otros amigos han buscado el modo de apoyarlos con despensas para que puedan sobrevivir estos meses de pandemia.
“Y resulta que los cerillitos, en promedio ganaban en el día de 46 a 52 pesos, en la tarde de 80 a 100, aunque la gente tiene la idea, o tenemos la idea, de que ganan mucho con las propinas, la verdad es que damos tres pesos, cinco pesos y como los están rotando cada 15 minutos para descansarlos, y su jornada, para no convertirlos en empleados, sino en voluntarios, es de cuatro horas”.
Describió que conoce casos de adultos mayores que estaban como empacadores antes de la emergencia sanitaria y que son profesionistas, ingenieros, arquitectos, maestros, pero que debido a lo poco que reciben de pensión, suelen acudir a esta actividad para ganar un poco más, aunque ahora ya ni eso.
Por este motivo, con unos amigos y familiares, se unieron para hacerles llegar despensas, hasta el momento han podido beneficiar a cerca de 100 de ellos al mes, pero quieren lograr más.
Rubén Arroyo hizo un llamado a sé generosos, si conocemos un caso y podemos apoyar, no dudarlo, si los vemos dando un servicio, darles propina, incluso se vale publicarlo en redes sociales para inspirar a muchos, de lo que se trata es de ayudar a la mayor cantidad posible.
Aseguró que estos casi 11 meses de pandemia han sido un sufrimiento para estos adultos mayores que no pueden regresar a los supermercados, no sólo por el temor a contagiarse, sino porque sus ingresos apenas les alcanza para sobrevivir.
Consideró que si las mismas tiendas de supermercado se animaran y tuvieran voluntad, podrían lanzar campañas masivas para recolectar apoyos para estas personas, estos abuelitos que han dejado un gran vacío en las cajas registradoras donde hace menos de un año saludaban y sonreían a todos los clientes.