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GUADALAJARA, Jal; 29 de octubre de 2019.- El estrés es uno de los estados emocionales con mayores efectos biológicos porque, al segregar cortisol por demasiado tiempo, se atrofia el aprendizaje, por lo que los trabajadores tienen un vínculo entre la hipertensión y el maltrato que reciben de sus altos mandos.
Además, nos impide que la parte pensante del cerebro controle el pánico frente a situaciones que en realidad no son tan peligrosas, según la opinión de Susana Meana Nava, experta en Comportamiento Organizacional y directora de WorXX Gamificación Corporativa.
De acuerdo a un experimento, está más elevada la presión sanguínea de los trabajadores que están bajo presión de un jefe al que le temen, en comparación a los que reciben un trato menos hostil tanto en pequeñas, medianas y grandes empresas.
Otra investigación desarrollada en Suecia, confirma que las personas que ocupan los escalafones inferiores en la organización y tienen jefes estresantes, tienen 4 veces mayor probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares que otros que tienen mandos menos estresantes.
Y es que una de las peores formas de estrés es la que se produce cuando una persona recibe las críticas ajenas y se siente impotente ante ellas, por lo que los efectos en el organismo han sido evidenciados por un estudio en el que se midieron las tasas de cortisol de trabajadores.
Dichas personas fueron llamadas a una cita laboral junto con el entrevistador que se mostraba frío e indiferente e, incluso, llegaba a criticarlos abiertamente, refiere Meana Nava, especialista que radica en el estado de San Luis Potosí.
En entrevista con Quadratín Jalisco, explicó que cuando las amenazas y los retos son públicos, esto es, que son observados por otras personas, tiene como resultado un estrés mucho mayor.
“La ansiedad y la ira, por un lado, y la tristeza por otro, no nos dejan pensar con claridad, teniendo así, colaboradores que rinden muy poco y que están proclives a enfermar sino cambiamos nuestra manera de tratarlos”, alertó.
Si, por el contrario, las emociones se han podido manejar adecuadamente, nuestras redes neuronales pueden entrar en un estado de máxima armonía en el que la mente desarrolla su mayor eficacia, rapidez y poder.
La pregunta es ¿por qué dedicamos tanto tiempo y esfuerzo a la maquinaria, a la tecnología y a todo lo que nos ayuda a producir más y mejores servicios y descuidamos el factor más importante y frágil dentro de nuestra empresa o negocio: el factor humano?.
Es momento de poner atención en esta información para mejorar las relaciones interpersonales en el trabajo, así como el rendimiento, la productividad, los resultados y, por supuesto, la salud de las personas que ahí laboran.
“Todo esto se debe replantear desde que se elige al personal, en la manera de comunicar y dirigir, porque atrás quedaron los estilos de liderazgos rígidos y duros cuando se desconocían las consecuencias que ahora conocemos”, puntualizó.
Es momento de que todos, desde la Dirección hasta la base de la organización, sean conscientes del gran reto de saber manejar el combustible principal de su empresa: las emociones de su gente.