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GUADALAJARA, Jal., 22 de abril de 2023 .- Este sábado se cumplen 31 años de las explosiones del 22 de abril en el barrio de Analco en Guadalajara, y los sobrevivientes, 54 en total que son parte del Fideicomiso se sienten agotados de que no existe la justicia para esta tragedia, como Sonia Solórzano, representante de uno de los colectivos, quien pide mayor empatía de las autoridades y recordó parte de la pesadilla de ese día cuando viajaba en un camión rumbo a su trabajo.
“Lo único que sentí fue que abajo sentimos un golpe muy muy fuerte, no sé, como un martillo, como algo muy grande que te golpea, sí sentí que perdí el control y lo único que recuerdo es que pude sujetarme de los fierros, y ya vi todo negro; la gente que alcanzó a ver a la distancia, conocidos de ahí mismo, los vecinos, comentaron que explotó una vez y vieron que los carros volaron, el camión voló, cae al piso el camión de techo, y al tocar el techo el piso vuelve a explotar y volvemos a volar, quiere decir que no fue una, fueron dos explosiones, y el camión cae sobre las dos llantas laterales del lado del chofer, del lado izquierdo, entonces había riesgo de que el camión, si nos íbamos hacia el lado izquierdo, el camión quedó tambaleando, quedábamos debajo de las casas que se estaban desmoronando.”
La mejor descripción de lo que pudo ver fue el infierno mismo, como si hubiera caído una bomba, una enorme zanja donde además había combustible, los gritos, el dolor, la desesperación de quienes trataron de acercarse a ayudar y vieron con horror lo que le pasó a quienes murieron ahí mismo por sus heridas.
Sonia ha narrado varias veces que, en medio de la muerte, el dolor, el caos, la desesperación, escuchó la voz de un paramédico de la Cruz Roja, uno que le pedía que se tranquilizara, que le dijo que no viera a las decenas de muertos a su alrededor y que estuvo con ella hasta que pudieron sacarla de los fierros retorcidos de la unidad del transporte público con severas lesiones sobre todo en sus piernas.
Tuvieron que pasar varias décadas para que después de preguntar mucho diera con ese paramédico para poder darle las gracias porque no la abandonó en ese camión lleno de muertos.
Tenía solo 19 años y no fue fácil, le dijeron que no podría volver a caminar, y más de 30 años después lo hace, pero con bastón, le dijeron que no podría ser madre, pero se casó y tiene dos hijos, se siente agradecida por el privilegio de la vida, por ser una de las 11 personas que lograron salir de ese camión contra más de 40 que no sobrevivieron.
Sonia dice que no quiere que se pierda la memoria, que aunque hayan pasado más de 30 años los jóvenes entiendan la dimensión de la tragedia que ocurrió en Guadalajara, donde gente buena, que iba al trabajo o simplemente estaba en la calle o en su casa murió de un momento a otro, por ello, a veces acude a escuelas a hablar con alumnos cuando la invitan, contesta sus preguntas y se da cuenta de que se puede sembrar la semilla de la empatía en las nuevas generaciones.
A los diferentes niveles de gobierno les pide una sola cosa, que los traten con dignidad, ya solo quedan 54, en los últimos cuatro años han muerto seis de los sobrevivientes de ese 22 de abril, pero quieren ser escuchados, que no los hagan sentir que el dinero del Fideicomiso es un acto de caridad.
Este sábado el Colectivo 22 de abril realizará una misa a las 10 de la mañana en la capilla que construyeron en honor de las personas que perdieron la vida en el barrio de Analco, en Gante y Gabino Barrera, sin embargo, otro grupo acudirá al evento solemne que realizará el gobierno municipal de Guadalajara en la Estela Contra el Olvido a las 11 de la mañana, aunque en ese, en el de la foto, lamento Sonia, no suelen ser invitados e incluso con policías les han pedido que ni se acerquen, aún no entienden por qué.