Oaxaca recibirá terapia intensiva en vivo y en directo desde el gabinete económico de la administración peñista; Hacienda, Economía y Desarrollo Social van con todo para enfrentar la emergencia del desastre provocado por la furia del magisterio “resistente”.
Las pérdidas en el estado suman al menos mil 700 millones de pesos.
Tiendas cerradas, hoteles vacíos, cancelaciones por desconfianza, sin descontar el desabasto en los establecimientos de Diconsa que afectan a casi dos millones de oaxaqueños de escasos recursos.
La estrategia del rescate es compleja. Incluye inyección de dinero a través de apoyos que van de los cinco mil a los dos millones de pesos a empresas afectadas, un programa de empleo temporal y seguramente la condonación de impuestos para quienes han quedado al borde de la ruina.
La federación puede abandonar Oaxaca a su mala suerte; sería criminal dejar a deriva a uno de los estados donde la pobreza se conjuga en todas las personas del singular y el plural.
El problema es que la historia se repite. Oaxaca será rescatado igual que en su momento ocurrió con Guerrero y Michoacán; la intervención montonera del Gobierno federal intentará remediar una crisis construida desde los cimientos de la ilegalidad, apuntalada en la ausencia de Estado de Derecho y el desgobierno. Una vez más “el centro” hace frente a los grandes males causados por instituciones frágiles y autoridades incapaces.
Si Oaxaca está otra vez al borde del abismo económico es por la falta de operación política y sobre todo por la nula aplicación de la ley en un territorio dominado por el más fuerte.
Rescate no es solución, la ayuda del Gobierno federal servirá simplemente para salir del paso, pero no atacará el mal de fondo. La autoridad local ni puede ni quiere entrarle al toro. Es muy cómodo vivir esperando la limosna del Señor… de Los Pinos.
EL MONJE NORTEÑO: A Javier Corral apremia que César Duarte se largue mucho de Chihuahua, antes de que el gober banquero herede más deudas.
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