Libros de ayer y hoy
Muchas voces se han levantado para cuestionar el papel del Gobierno de México en el acuerdo recién negociado con Estados Unidos, que representó cerrar nuestra frontera Sur a cambio de evitar la imposición arancelaria del 5% sobre nuestros productos.
Quienes cuestionan al Gobierno hacen únicamente propaganda política anti López Obrador.
Las voces, al contrario, que se elevan en coro y entonan salmos a la dignidad nacional, desde Tijuana este sábado, hasta Mérida todo el fin de semana, tampoco hacen gran cosa: solamente propaganda política pro López Obrador.
Y si algo tendremos que reconocer al antipático de Donald Trump es su asertividad: «En México llevan 25 años hablando y no hacen nada». Tiene razón. Supo diagnosticar y provocar acciones.
Quienes demeritan la negociación alcanzada ignoran la realidad política y reducen todo a consignas panfletarias a favor o en contra de AMLO. Son los que hablan y jamás actúan, los que opinan sin comprender como se verifica estos procesos de negociación.
Negociar en posición de asimetría de poder significa, casi siempre, ceder a las condiciones del más fuerte. EUA no negocia ni transige, impone y obliga a aceptar.
Visto desde la perspectiva opuesta, obtener un beneficio mayor al menor costo posible es una negociación aceptable. Trump, por odioso que parezca hizo bien su trabajo, logró sus objetivos; AMLO a través de Marcelo Ebrard hizo también el suyo. Para EUA el beneficio mayor para México el mal menor. Gran trabajo de diplomacia para Ebrard quien evitó en caos económico de proporciones épicas.
Antes está situación le presentamos las siguientes opciones:
a) Fue una negociación adecuada para ambas partes.
b) Fue un gran triunfo para EUA y un acuerdo aceptable para México
c) Fue un gran triunfo para México y un acuerdo aceptable para EUA.