
Libros de ayer y hoy
MÚSICA E IDENTIDAD
Y usted ¿Cuál música oye? Bueno, ¿Qué género musical escucha? Tal vez música clásica, o pop o ranchera. Quizá banda sinaloense o tecno. ¿Ninguna de ellas? ¿Entonces es reguetonero? Bueno, tal vez, no escuche ninguna de las mencionadas. Es que hay tantos géneros musicales y subdivisiones, que ya no sabemos cuál. Tal vez se deje llevar solo por el ritmo de la melodía. Si es pegajoso pues, sea de quien sea, venga de donde venga ese es su estilo.
Lo anterior lo pregunto porque no es cosa superficial la afición a determinada música. ¿Por qué lo decimos? Pues porque la música influye mucho en nuestra conformación psicológica. Inhiere, también, en nuestra conformación moral, social, incluso espiritual. Casi podríamos decir: -Dime qué música escuchas y, te diré quién eres. –
Pero ¿de qué manera nos influye la música? De entrada, podemos afirmar que la música que nos va a gustar, el resto de nuestras vidas se adquiere desde la niñez. Si de pequeño escuchaste siempre en tu casa música ranchera y en tu barrio o ambiente social se reforzaba esa música, tenlo por seguro que te va a gustar el resto de tu vida.
De alguna manera la música va a influir para conformar tu psique, tu carácter, tu personalidad, tu comportamiento. ¿no estamos exagerando? Bueno, la voluntad y la toma de conciencia pueden hacer que cambien sus gustos y aficiones, pero, en la mayoría de los casos, nadie quiere cambiar, pues está a gusto con lo que ha sido.
La música también influye en nuestro comportamiento moral. Por eso la música ha de ser ética. La música tiene tanta fuerza que, si constantemente estamos oyendo música cuya letra incita al adulterio o la tristeza, lo más seguro es que influya en ti. En el primer caso, no necesariamente has de ser infiel a tu cónyuge. No, pero lo vas a traer en tus pensamientos. Dice, por ejemplo, el gran filósofo Platón, que “no hay una ruina moral tan grande en el Estado como la de desviarse paulatinamente de una música pudorosa y mesurada”.
Esos jovencitos que desde pequeños están oyendo música donde se exalta a los narcos, cuidado con ellos. No nos extrañe que en determinado momento se dediquen a eso. Si no, de todos modos, se le está apoyando a las conductas delictivas consumiendo música que no abona al bien social.
Continúa Platón: “No retendrían huella alguna de honestidad y rectitud, si o bien a través de unos «modos» especialmente lascivos se desliza en sus mentes algo desvergonzado, o bien a través de unos especialmente ásperos, algo feroz y salvaje”.
Qué mejor en estos casos, que escuchar una música positiva, que promueva valores éticos y sociales. Consideramos definitivamente que estaría mucho mejor nuestra sociedad.
La música influye en muchas más cosas que iremos tocando en subsecuentes días, pero hay que ir adelantando: Este arte de las musas, para lo positivo puede servir para curarnos, para purificarnos, para divertirnos, para estudiar, para trabajar y hasta para alcanzar la felicidad.
Así que, no lo eche en saco roto. Si desde pequeño escuchó reguetón, usted no tiene la culpa. Trate de ir oyendo poco a poco otro tipo de música cuyas letras sean más sanas. Música en la que su melodía sea más suave, más estable. La fuerza del hábito hará que se acostumbre. Y solemos amar lo que acostumbramos.
– ¿De qué escribió ahora profe? –
– Sobre música. –
– ¿Le gusta la música? –
– ¿A quién no? –
– Si me pone 10 le voy a pasar toda mi música de Reguetón. –
¡¡¡PLOP!!!
El autor es docente de filosofía en la Universidad Autónoma de Guadalajara