Tortas para los tragones
Saldremos
Minutos, Horas, días, semanas. ¡Pérdida de la noción del tiempo! Días idénticos, monótonos. Sensación de impotencia, angustia.
La tribulación nos aplasta. Encierro que mata lentamente. Enfado, depresión, tristeza. ¿Qué es? ¿Qué sigue? ¿Qué pasará? ¿Nos contagiaremos? ¿Moriremos? O la negación: -No pasa nada; todo es mentira. ¡El virus no existe, salgamos!-
Y bien, llevamos casi dos meses de confinamiento. En vez de la esperanza, viene la desesperación. Pero, no bajemos la guardia. Saldremos adelante de esta gran prueba que nos manda la naturaleza, o que, nos impusieron desde un laboratorio del mal. No lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sí, en vez de la desesperación, tenemos la esperanza de que saldremos adelante de esta prueba.
Esta prueba que nos templa y nos forja. Esta prueba como el temple del acero, hace que resistamos las adversidades. La prueba nos muestra de qué estamos hechos. Y lo sabemos, a través de nuestra historia, que en cada duelo, en cada contingencia, en cada tragedia, México sale adelante. Trátese de guerras internas, de desastres naturales, de malos gobiernos, etc.
Aunque, a veces sintamos odio o coraje hacia el otro. Ante la adversidad, surge en nosotros, ese botón, ese capullo de la solidaridad.
Cuando venga la crisis económica fuerte, estamos seguros que todos cooperaremos para que al hermano, al vecino, al indigente de la esquina no le falte alimento. Ya lo estamos viendo. Organizaciones y personas altruistas reparten comida a personas que se ha quedado sin trabajo. Así que, aunque quieran dividirnos o enfrentarnos entre clases sociales, colores, costumbres, al final de cuentas nos une el ser mexicanos y, saldremos adelante, pues eso sí, la fortaleza ante la adversidad, está en nuestra naturaleza. Ya que, “..un soldado en cada hijo te dio”.
Así, que tengamos fe, tengamos esperanza de que esto pronto acabará. Y podremos salir a retomar nuestros estudios. Volveremos a nuestro trabajo. Daremos las clases frente a nuestros alumnos. Volveremos a estar con nuestros compañeros. Trataremos a los clientes. Regresaremos a la fábrica, a la construcción, al restaurante. Traeremos el pan a la mesa de nuestra casa, y si nos falta algo, seguro habrá quien nos ayude, o nosotros seremos, quienes ayudaremos. ¡Adelante, saldremos!
Esposa: -¿Y de qué escribiste hoy?-
Esposo: -De la esperanza que debemos de tener para salir adelante.-
Esposa: -Y yo aquí sigo contigo.-
Esposo: -Y eso, ¿qué tiene que ver?-
Esposa: -Que hace mucho perdí la esperanza en ti.
¡¡¡Plop!!!
Salvador Echeagaray, director del Departamento Académico de Filosofía de la UAG