Salvador Echeagaray/Quadratín Jalisco
CONTINUACIÓN DE LA FÁBULA DEL LEÓN QUE NO PODÍA SER FELIZ
- ¡Hola, Changuito! –
- ¡Hola, León! ¡Se te ve un mejor semblante!
- Sí, desde que platiqué contigo sobre la felicidad, he cambiado mucho. Me siento más tranquilo. -Pero, a veces dudo. A veces no se bien qué es la felicidad, pues, ¿sabes? A veces si siento tristeza. –
- Eso es normal. No podemos ser 100 por ciento felices. –
- ¿No? –
- Claro que no. La vida está llena de vicisitudes, de problemas y a veces, nos va mal. Y no por eso vas a decir, ¡me fue muy mal, pero qué feliz estoy! –
- Pues, no, jeje. –
- ¡Claro! Mira león. Lo que si puedes cambiar es tu actitud respecto a lo que se te presente en la vida. Si tienes un problema, no lo veas así. Mejor di, que es un reto. –
- ¡Oh, me parece bien! Como que cambia la forma de ver y no se siente tan pesado el conflicto.
- ¡Así es! –
- ¡Eso! La felicidad no se trata de estar riéndose de todo, aunque la risa es parte de la felicidad. Ni tampoco estarse divirtiendo todo el tiempo. –
- ¿NO? –
- Claro que no. A ver ¿qué es la felicidad, según tu? –
- Estar contento todo el tiempo. –
- Mira leoncito, ¿te puedo decir leoncito, porque como que ya te estoy tomando cariño. –
- ¡Sí, claro! De veras que he cambiado, jaja. –
- ¡Te digo! Jaja. –
- Entonces ¿qué es la felicidad según tu? –
- Mira, es muy buena pregunta. Haciendo historia y yéndonos a la raíz de la palabra. –
- Ah, ¿las palabras tienen raíces? –
- No, al origen pues. Felicidad viene del latín “felix”, que significa fertilidad. Así que, el feliz, podemos decir que es fértil, abundante, en buen estado de ánimo, en buen sentido del humor, en buena disposición y en buen semblante. Digamos, alguien fértil en buenos actos, porque el feliz, ama de verdad y está dispuesto a ayudar y servir a los demás. –
En eso estaban el león y el changuito cuando vino una tormenta de arena que cubrió todo su entorno y no se podía ver alrededor.
Al disiparse la borrasca, el león se sacudió su larga cabellera, pero ya no vio al changuito.
Empezó a preocuparse. – ¿Tal vez el viento lo voló y ha muerto? – Pensó el león. Empezaba a ponerse triste porque él también le había tomado cariño al changuito. Pero, se dijo a sí mismo, que no se preocuparía sino, que el encontrar a su amigo, no era para él, un problema, si no, un reto.
Moraleja: El ser fértiles en buenas obras aumentará nuestra sensación de felicidad, pues, cuando actuamos bien, sentimos de inmediato una alegría interna, que no es otra, que el aplauso de Dios ante nuestros buenos actos.
- “ ¡Uy profe, y yo que pensé que la felicidad era ponerse hasta atrás en el antro!” –
¡PLOP!!!
El autor es director del postgrado en Filosofía por la UAG