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Visión Financiera
ABORTO Y ALMA
Uno de los argumentos más usados por los que están a favor del aborto, es “el que la mujer puede hacer lo que quiera con su cuerpo”.
Hasta cierto punto tienen razón. En lo que no les asiste la verdad, es que el ser humano que crece en su vientre no es su cuerpo. Se desarrolla dentro de su cuerpo, pero, es otra persona y, esto, ¿por qué lo afirmamos?
Primero, porque, cuando se unen el espermatozoide y el óvulo, ahí se da un cigoto, el cual, ya tiene su información genética propia. Ya queda determinado cuál será su sexo, color de piel, de ojos, la estatura, su complexión, hasta de qué enfermedad se va a morir.
Ese cigoto es un ser humano en acto y, en potencia, de ser embrión, de crecer, nacer, desarrollarse, ser bombero, policía, profesor, sacerdote o político (¡glup!).
Y bien, si esa bola de células -como muchos de forma denostativa la llaman-, si está en crecimiento, es que está viva. Y todo ser vivo, tiene vida gracias a un principio vital llamado alma. Y el alma, al ser la forma substancial de un cuerpo, va dando, -forma- a ese nuevo ser.
Muchos dirán, – pero, ¿cómo puede tener alma esa masa microscópica? – Brevemente, y haciendo una reseña del origen del alma humana, para Platón, las almas viven en un mundo supra terreno y son castigadas, por un pecado, a vivir en un cuerpo. Algunas religiones creen que el alma entra al cuerpo al nacer, “en cuanto da el primer respiro”. Otras creen en la reencarnación o transmigración de las almas. Para otros, el alma es única y entra cuando el cuerpo está en posibilidad de recibirla, por ejemplo, a los tres meses de gestación.
Para la filosofía realista, y acorde a la teoría del hilemorfismo aristotélico, el cuerpo es la materia prima y, el alma, la forma substancial; ambas se complementan: Al haber cuerpo vivo, hay principio vital, ergo, hay alma.
Incluso, recientes investigaciones científicas, han tenido la suerte de constatar que en el momento de unirse esperma y óvulo se da como un chispazo de luz. No sabemos, a ciencia cierta, si ese el momento exacto en que aparece el alma, pero, qué feliz coincidencia, al menos, literalmente, “arroja luz” a la explicación
Así, que, se trata de otro ser humano, por tanto, el aborto, es matar a un ser humano. Matar a un ser humano, a la edad que sea es un asesinato. El asesinato es un delito y un pecado grave, luego, el aborto debe ser delito y pecado. Y todo delito y pecado debe ser sancionado y castigado.
– ¿De qué escribiste hoy? –
– De que el aborto es un crimen. –
– Cierto, ese Aburto, es un criminal. –
– ¡Aborto, no Aburto! –
¡¡¡PLOP!!!
El autor es docente de la UAG