
A decir verdad
El hombre ha muerto
El filósofo Alemán Frederick Nietzsche afirmó en dos de sus obras, “La Ciencia Gaya” y en “Así habló Zaratustra”, que -Dios ha muerto-.
Cuenta una leyenda que a la muerte del pensador alemán, una mano anónima, en su tumba, escribió: “Nietzsche ha muerto”, firma, Dios.
El caso es que tiempo después el filósofo francés Michelle Foucault proclamó “La muerte del hombre”. La explicación que daba al respecto era un tanto conceptual. Aquí nos quedaremos con una interpretación de la frase, un tanto metafórica. Nos preguntaremos. ¿Es acaso que el hombre ha muerto?
Para responder esto nos es necesario recurrir a la más aceptada definición de hombre. Citaremos al filósofo griego de la antigüedad, Aristóteles: “El hombre es un animal racional”.
Somos animales en el sentido de que estamos vivos, pues tenemos un ánima, que es nuestro principio vital. Lo que nos diferencia de los otros seres vivos es la racionalidad. Es aquí donde coincidimos con Foucault.
Y podríamos decir que el hombre ha matado su racionalidad. Se ha alejado de esa facultad de pensar, de discernir, de leer dentro de las esencias de las cosas. (Inteligencia: intus legere – leer dentro).
Hoy en esta era post moderna (no podemos todavía decir post- pandémica), el hombre ha dejado de pensar. Sigue instintos irracionales, aún a costa de perder su vida. (Nos referimos a los millones de personas que no se protegen ante el Covid-19).
El hombre se ha vuelto más hedonista que nunca, sexo y exceso lo definen.
“Obedece a tus sentidos”, decía el slogan de la refresquera; en vez de hacer caso a la obediencia de lo que somos, animales pensantes, racionales.
Revivamos entonces al hombre, al ser pensante, que se nos extingue, que se nos va. ¡Proclamemos la vida del hombre, no su muerte!
– Profe, ¿sobre qué escribió hoy? –
– ¡Que el hombre ha muerto! –
– ¿Se refiere a Maradona? –
¡¡¡PLOP!!!
El autor es director del Departamento de Filosofía de la UAG.