Visión Financiera/Georgina Howard
Gobierno pródigo, avaro o liberal.
Normalmente se le considera a un gobierno como avaro cuando no quiere gastar la hacienda pública en cosas necesarias para el pueblo. Ahí, están los casos de la escasez de medicinas, la falta de apoyos al campo, a la industria, a las empresas, -particularmente en esta pandemia-.
Sin embargo, este gobierno, por otro lado, es todo lo contrario, a la avaricia. Se va al otro extremo, a la prodigalidad, que es el gasto excesivo en cosas superfluas, o que arruinan la riqueza. Por ejemplo, se prefirió gastar dinerales en clausurar un aeropuerto de clase mundial que estaría a la altura del de Dubai y, otras ciudades, muy importantes del mundo.
Bien lo dijo Aristóteles, el gran filósofo de la antigüedad, en el libro IV de la Ética Nicomaquea: “..el pródigo tiene un vicio concreto, el de malgastar su hacienda; es pródigo, en efecto, el que se arruina a sí mismo, y la destrucción de su riqueza parece ser una especie de ruina de uno mismo”. Pero, en este caso, al tratarse del dinero del que todos los mexicanos dependemos, la ruina no es de uno solo, sino de casi 120 millones de personas. (porque, hay unos cuantos que se benefician, sin duda).
Y continúa Aristóteles, “pero la mayoría de los pródigos, como hemos dicho, toman también de donde no deben (¿Les recuerda algo el asunto de los fideicomisos?) y, son en este sentido, avaros. Se vuelven ávidos, porque quieren gastar y no pueden hacerlo a manos llenas, ya que pronto les faltan los recursos; por consiguiente, se ven obligados a procurarse los recursos de otra parte”.
Y respecto a los programas sociales, que “benefician” a muchos que ni si quieren hacen un leve esfuerzo por trabajar o salir adelante, tal pareciera que, más que filósofo, Aristóteles era profeta: “a veces enriquecen a quienes deberían ser pobres y, no dan a hombres de carácter virtuoso, pero dan mucho a los aduladores o, a los que les procuran, cualquier otro placer”.
Pues, cómo la ve estimado lector, ¿pródigo o avaro? Mejor ser generoso o, como se decía antes de que se pervirtiera el término, liberal.
– De qué escribiste hoy -.
– De que hay que ser generosos. –
– Entonces, ¿si me vas a comprar una camioneta? –
¡¡¡PLOP!!!