Visión Financiera/Georgina Howard
¿Filosofía vs. Teología?
¿Existe o no existe Dios? Si existe ¿cómo es? ¿Será posible saberlo? Y, si no existe, ¿cómo se originó todo? ¿Salió todo de la nada? ¡No! Pues, de la nada, nada sale.
Hay quienes dicen que es obvio decir que Dios existe. Solo basta ver la grandeza y belleza de la naturaleza para darnos cuenta de ello. Otros, al revés, al ver la naturaleza, dicen que si el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios y el hombre está limitado y no puede aparecer algo de la nada, entonces, Dios no existe.
Al hacernos estas preguntas y ver que, sus respuestas son contradictorias, entonces, ¿qué debemos de concluir?
Muchos comentan que para eso es necesaria la filosofía, para aclarar esas dudas. Pero, nos volvemos a meter en otros problemas, pues ¿de cuál filosofía estamos hablando?
Hay unas filosofías que hacen a los hombres muy creyentes en Dios, como la filosofía aristotélica – tomista, porque sustentan con sus razonamientos, que Dios existe. Otras filosofías lo niegan tajantemente y sus principales expositores son ateos. Así, nos damos cuenta, que la filosofía o las diversas filosofías tampoco nos dan una completa respuesta sobre la existencia de Dios.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿solo creemos por la fe? Luego, nuestra creencia en Dios o en sus características quedará limitada a lo que nos digan o se haya dicho sobre Dios. Y si alguien a quien se le considera humanamente muy inteligente, no cree en Dios, entonces, ¿hay que imitarlo?
Vemos que la filosofía y las demás ciencias, que son creadas por el hombre no bastan para dar respuesta a estas cuestiones. Ergo, es necesaria otra ciencia. Algo más que nos dé cabal respuesta a la cuestión de la existencia de Dios. Esta ciencia es la Teología sagrada. Como su nombre lo dice, el término teología significa estudio o tratado de Dios.
Pero, hay dos tipos de teología, la teología racional, también conocida como teodicea (que es básicamente filosófica) y la teología revelada, que estudia a Dios a través de lo que Él nos ha dicho sobre sí mismo. Ésta última, se basa en la tradición oral, en revelaciones particulares y, sobre todo, en lo que está escrito en La Biblia.
Así que, para conocer a Dios, es necesaria la ciencia filosófica, donde la lógica y la metafísica influyen eminentemente y otra ciencia que es la teología. “Ésta estudia la doctrina sagrada, por su género que es distinta de la teología que figura como parte de la filosofía”, como dice Santo Tomás de Aquino en el artículo 1, de la Suma Teológica.
Y añade el Aquinate “Para la salvación humana fue necesario que, además de las materias filosóficas, cuyo campo analiza la razón humana, hubiera alguna ciencia cuyo criterio fuera la revelación divina. Y esto es así porque Dios, como fin al que se dirige el hombre, excede la comprensión a la que puede llegar sólo la razón”.
Continúa Tomás de Aquino: “Para que la salvación llegara a los hombres de forma más fácil y segura, fue necesario que los hombres fueran instruidos, acerca de lo divino, por revelación divina. Por todo ello se deduce la necesidad, de que, además de las materias filosóficas, resultado de la razón, hubiera una doctrina sagrada, resultado de la revelación”. Y ésta, añadimos, es la Teología Sagrada.
– Y ¿Sobre qué escribió ahora profe?
– De la diferencia entre la teología natural o teodicea y de la teología sagrada.
– Y ¿cómo está eso?
– Ayer lo explicamos ampliamente en la clase. ¿Qué no pusiste atención?
– No, pues me la pasé viendo Tik-Tok.
¡¡¡PLOP!!!
El autor es director del Departamento de filosofía de la UAG.