
Visión Financiera
Organizadores cobardes
“El fin es lo primero en la intención y lo último en la ejecución”, dice un principio filosófico.
Esto significa que siempre que hacemos algo, voluntariamente, tenemos una intención o meta. Esto viene a cuento, porque los “organizadores” de los juegos Olímpicos 2024 en París dicen que no quisieron burlarse de los cristianos con su execrable parodia de la más famosa representación pictografica de la última cena, la que pintó Leonardo Da Vinci.
La burla no fue a la obra del genio renacentista, sino a lo que ésta representa: la conmemoración del momento más significativo del cristianismo: la institución de la Eucaristía. Momento en que se da la transubstanciación en que el pan y el vino, no obstante permanecer los elementos accidentales de la substancia, ésta cambia al Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Así que, no hay excusa para decir que no midieron las consecuencias. La ofensa fue enorme. Además, fue cobarde. A ver, si hubieran querido burlarse o vengarse de la intolerancia religiosa de los musulmanes hacia el movimiento LGTB, ¿por qué no se mofaron de Mahoma? De haber sido así, hoy estaría París en llamas. Pero, no. El enemigo a vencer es la religión que predica el amor, el orden, las buenas costumbres, la paz y la armonía entre los seres humanos, además de la caridad, que no es otra cosa que el amor al prójimo a través de Dios.
Fue demasiado el ultraje. Debieron esos juegos olímpicos haberse boicoteado masivamente. Pero, muchos cristianos han bajado la guardia. “Yo no vi nada”, dicen algunos. A ellos respondemos: con la Escritura: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
En lo particular no he visto una sola competencia. Y creo que muchos no deberíamos de ver ninguna, pero ya queda en el fin de cada uno.
++++
– ¿De qué escribió profe? –
– De la inauguración de los juegos olímpicos. –
– ¡Uy, estuvo bien chida! –
¡¡¡Plop!!!