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Libros de ayer y hoy
Dulce prostitución
¿A quién no le gustan los dulces o los postrecitos? Si se tiene la oportunidad en una fiesta o celebración el punto culminante es la partida del pastel. Lo dulce, en general, nos atrae, aunque a veces nos haga daño.
Pero, está fascinación por lo dulce ha dado nombre a una forma velada de prostitución que es, el “sugar” el azúcar. Así tenemos al “sugar daddy”. Literalmente se traduce como el papito azúcar, lo que sería un dulce papá.
Pero, ¿quién o qué es un “sugar daddy”? Es aquel hombre maduro que recibe compañía o sexo de una mujer mucho más joven, a cambio de dinero, regalos, viajes, etc. La mujer en cuestión recibe el nombre de “sugar baby”, la bebé azuquita.
Cabe aclarar que no siempre es una mujer, también puede ser un hombre joven.
Así mismo, también existe la “sugar a mommy”. La señora «madura» de poder económico elevado que da regalos a su “sugar baby” a cambio de compañía y sexo.
Bueno, dirán muchos “libre pensadores” y ¿qué tiene de malo, pues, cada uno puede hacer con su cuerpo y dinero lo que quiera? Hasta cierto punto, pues cada quien es responsable de sus actos. Pero, lo que vemos es parte de la degradación o pérdida de valores que tanta falta le hacen a la sociedad para que funcione bien. La corrupción, la violencia viene acompañada de otros problemas axiológicos (de valores).
¿Cuáles serían a nuestra consideración estos problemas que generaría el “sugarismo”?
1. Promoción del adulterio. Es más fácil ser un “sugar” que ser el amante o la otra o el otro.
Con el adulterio, habría más familias deshechas.
2. Prostitución. Al final de cuentas se trata de una forma de prostitución. Pago por transacción sexual.
3. La o el “sugar baby” son dulces prostitutos. Bueno, dulces sexo servidores. Por más buenas intenciones que tengan.
4. Vida fácil. El o la joven, ya no necesitan esforzarse para alcanzar sus metas o sueños. Total, de manera fácil consiguen lo que quieren.
5. Degradación del sexo. Este deja de ser una parte del amor verdadero de un matrimonio, cuyo fin principal es, según la doctrina tradicional «la procreación y el amor mutuo y desinteresado”.
6. Pérdida de valores sociales. La castidad, la virginidad hasta el matrimonio, la pureza, dejan de ser valores que fortalecen el carácter y la voluntad de la persona.
7. Tergiversación del amor. El amor deja de ser donación. Del -Yo me doy a ti, incondicionalmente-, al -tú me das dinero y regalos y, yo te doy sexo-.
Así que, hay que tener cuidado con el azúcar, que parece que en todas sus presentaciones, hace daño.
– Y ¿de qué escribió ahora, profe? –
-Sobre los “sugar daddys”-
-Por cierto, usted sería buen candidato para sugar daddy. ¡¡¡lástima que sea tan pobre!!!
¡¡¡PLOP!!!!El autor es docente de filosofía de la UAG