Visión Financiera/Georgina Howard
INTELIGENCIA ARTIFICIAL VS MAESTROS
Mucho se habla de que la inteligencia artificial (IA), va a sustituir a los profesores en las aulas. ¿Usted, qué piensa, estimado lector, acaso lo cree? ¿Y en vez de pagar la colegiatura de su hijo mejor le va a comprar lo último en computadoras, celulares, internet, para que pueda hacer un sin fin de cosas? ¿Cuáles serían éstas? Pedirle a Alexa que busque X tema, y que de pasada nos haga la tarea. Que no leamos pues, hay programas de lectura de textos. Que no aprendamos a escribir bien porque hay software que nos corrige la ortografía. Que un monito, ánime o caricatura, nos de la clase.
Vamos a analizar. Primero, definir. ¿A qué nos referimos con inteligencia artificial (IA)? Primero que nada afirmamos que no es inteligencia? -¡¿Cómo?!- dirán muchos. – Si procesan gran información y dan resultados y conclusiones? ¿Cómo no van a ser inteligentes? –
Inteligencia es la que tiene quién las crea y las programan. Las máquinas no son inteligentes. Este término viene del latín “intus”, dentro y “legere”, leer. El inteligente lee dentro de sí mismo y dentro de las esencias de las cosas. Eso solo lo puede hacer una verdadera inteligencia.
La verdadera inteligencia no tiene materia, no se toca, no se puede ver ni medir. La inteligencia por tanto, es espiritual, es una potencia de nuestra alma. Así es, si el ser humano puede hacer conceptos es porque tiene algo inmaterial que es su alma. Incluso, como humanos hacemos conceptos de cosas que no existen en el mundo físico como la nada, lo infinito, la justicia, la bondad.
La llamada inteligencia artificial la produce una máquina. La máquina es material, luego no hace conceptos inmateriales. Repetimos, la inteligencia es de quien la programa. Claro, que la IA puede procesar millones de datos en fracciones de segundos pero, al fin y al cabo, tiene límites. Estos están determinados según el software, según su programación. Además, de muchas limitantes como el llegar a ser obsoleta, o quedarse sin energía para funcionar.
Hay computadoras, aplicaciones, cyborgs, todo tipo de tecnología que constantemente tiene que ser actualizada. Ahí están sus límites.
Entonces, ¿hay que desechar la inteligencia artificial? Claro que no. Hay que verla como una herramienta excelente para apoyar la educación. Para facilitar las clases de los profesores. Para ayudar a entender algún procedimiento. Para crear situaciones virtuales que expandan el panorama intelectual del alumno y más.
Pero, nunca con vistas a sustituir al maestro. Puesto, primero que nada, para usar la inteligencia artificial se necesita un maestro que enseñe a usarla. Otro maestro para que nos oriente sobre la verdad de los resultados, la pertinencia de lo investigado y la reflexión sobre lo encontrado y aprehendido.
Por ejemplo, ¿cómo podría la tecnología enseñarnos las virtudes? Estas son acciones repetidas a través de la otra facultad del alma que es la voluntad. La inteligencia le propone a la voluntad que el desarrollar virtudes es bueno y conveniente, pero la voluntad es una fuerza que mueve a lograr el hábito, que desafía el cansancio, el aburrimiento y logra por fin, la virtud.
Y solo el maestro virtuoso nos podrá enseñar, lo que es la virtud, porque lo ha logrado a través del esfuerzo, no por una construcción de tecnología.
Así que, valoremos al maestro. Agradezcamos que lo tenemos. ¿Cómo podríamos decir con orgullo la ZR-24 fue mi maestra? ¿Tendría verdaderos sentimientos, emociones, le dará gusto a la máquina, sentirá la felicidad de que su alumno se haya titulado?
No lo creemos así.
Podemos concluir entonces, que la inteligencia artificial es una herramienta que ayuda en los procesos de enseñanza aprendizaje, pero si se usa de manera exagerada, impedirá lo pretendido, el que el alumno aprenda.
– ¿De qué escribió profe?-
– De que quieren sustituir al maestro por un avatar.-
– ¿Podemos sustituir al profe Pérez, por el avatar de la Ninel Conde?-
¡¡¡PLOP!!!