¡¡¡PLOP!!!
Música degradada.
La música es algo que recubre el universo llenándolo de armonía. El universo no tendría un orden completo si no tuviera música. Decía el antiguo filósofo griego Pitágoras “que hay música en las esferas celestes”. Imperceptible para nosotros pero qué deleite sería escuchar la melodía espacial.
También, grandes místicos, citan revelaciones particulares de coros angélicos que cantan alabanzas a Dios en los cielos.
Y no vayamos tan lejos, a nosotros desde pequeños, la música nos forja. Con una cancioncita nos arrullamos. Con música aprendemos, con música crecemos.
Pero, está el lado contrario, si la música, que es para edificar, es adulterada y usada para mal, el efecto es devastador.
Y esto lo hemos constatado desde que surgieron en la segunda mitad del siglo XX nuevas formas musicales como el Rock and Roll que, de ser, en cierta forma una “ocurrencia juvenil” degeneró en muchas aberraciones.
Hoy en día, la música que permea en el mundo, (letras ritmos y cadencias), en su mayoría, degrada, deshumaniza. Baja la condición y dignidad humana, ya no solo a la animalización, sino, a la cosificación y en otras, al nihilismo, a la nada.
El ser humano ya no piensa, ahora “perrea” con el reguetón.
Y se preguntaran ¿qué de malo tiene perrear? Pues “nada” pero, no nos extrañe que socialmente nos comportemos como perros y no, como pensantes humanos.
O ¿qué piensa usted, estimado lector?
– ¿De qué escribió profe? –
– De que la música debe ser buena para hacer buena a la sociedad. –
– ¡Uh, no más no se meta con Bad Bunny! –
– ¿Por qué? –
– Se lo diré filosóficamente: “Perreo, luego existo” -.
– ¡¡¡PLOP!!!
Director del departamento de Filosofía de la UAG