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La Ahogada, el que la prueba se pica
Razón Suficiente
“Todo tiene una razón de ser”. Dice un principio lógico. Éste significa que todo lo que existe, está aquí para algo, la causa final de la cosa. Este principio de razón suficiente nos debe hacer reflexionar sobre ¿para qué estamos en esta vida? ¿Cuál es la razón de nuestra existencia? ¿A qué vinimos a este mundo?
Hay muchas respuestas posibles a esta gran pregunta. De su acertada respuesta se puede triunfar en la vida, pero, de su errónea contestación podemos fracasar por siempre.
Así que, démosle respuesta. ¿Para qué estamos aquí en este mundo? ¿Para qué fuimos creados? Esto nos mueve a reflexión pero ¿cómo podemos dar respuesta a esta gran pregunta?
Habría qué descubrir qué es lo que nos motiva a todos los seres humanos. Notamos que es el deseo de la felicidad. Todo lo hacemos para ser felices. Pero ¿cómo alcanzamos este dichoso estado? Hay muchas formas. No me lo creerá: una de ellas, por paradójico que parezca, es haciendo felices a otros.
Si, haga la prueba. Regale algo a un ser querido que lo haga feliz. Usted tendrá una sensación de alegría, de bienestar. Regale algo a un indigente, dele de comer a un pobre. ¡Qué gran satisfacción sentirá!
Pero, argumentará: – ¡Hay quienes no experimentamos esto!. – Así es, algunos gozan con el sufrimiento de otros. Estos, no son felices y no quieren que otros sí lo sean, por eso los hacen sufrir.
También, podemos ser felices y hacer felices a otros siguiendo nuestra vocación. Este último término proviene del latín “vocare”: llamado. ¿A qué estamos llamados?
Pues como todos necesitamos de todos cada uno nace con diferentes cualidades y talentos. Unos son buenos para las ciencias, otros para las artes y oficios. Todo estriba en que escojamos bien a qué nos dedicaremos para poner a disposición de los demás lo que sabemos hacer y disfrutamos hacer.
De esta manera haremos felices a otros y también nos haremos felices a nosotros mismos.
– ¿De qué escribiste hoy? –
– De que todo tiene una razón de ser. –
– ¡Siempre justificando tu existencia! –
¡¡¡PLOP!!!
El autor es docente de filosofía de la UAG.